Nuevo sol, la telenovela brasileña que transmite Cubavisión (martes, jueves y sábados, detrás del Noticiero), ha entrado en su recta final y los espectadores están siendo bombardeados por una andanada de tramas rocambolescas . Es como si a toda costa se tratara de mantener la atención del público.
Es la costumbre de su escritor, Emanuel Carneiro (La favorita, Avenida Brasil), que nunca ha dudado a la hora de utilizar puntos de giro y ganchos francamente extravagantes con tal de mantener la tensión de las historias… aunque tanto efectismo llegue a violentar la cohesión dramatúrgica.
En novelas anteriores, al menos, hacía gala de cierta frescura en el planteamiento; aquí hay menos imaginación, más regodeo en el lugar común. Son las mismas fórmulas de toda la vida. Y ese exceso de peripecias, más que estimular, puede llegar a agobiar.
Y no ayuda la endeble construcción de muchos de los personajes, incluidos algunos de los principales, cuyas acciones parecen responder a las necesidades del guionista y no precisamente a las lógicas de sus respectivos caracteres.
Si ha hecho falta cambiar la proyección de alguien para que encaje con la solución que Carneiro precisa, se ha cambiado sin tomarse demasiado cuidado en justificar nada. Lo importante es que la trama avance. El público tendrá que perdonar las incoherencias.
También se ha visto en otras telenovelas del autor, especialmente en Avenida Brasil. Pero Nuevo sol es mucho menos arriesgada, hay menos desparpajo.
El cambio del escenario urbano habitual de las telenovelas de Globo (Sao Paulo y Río de Janeiro) a la más tropical Salvador de Bahía llamó la atención, porque vino aparejada de una poderosa estética visual, de colores vivos y paisajes deslumbrantes. Resaltaron también la pujanza de la banda sonora, con su evocación de las sonoridades de la década de los noventa del pasado siglo, y la selección de un elenco de primera línea.
No pocos críticos y activistas señalaron en su momento la poca presencia de actores negros en una historia ambientada precisamente en una zona con tanta población de ese color. Salvador es uno de los epicentros de una cultura de marcadas raíces africanas.
De cualquier forma, escenarios y actores, por muy bien sostenidos que estén por la puesta en pantalla (como es el caso), no bastan para mitigar las carencias (o los excesos) de un libreto.
Al final la telenovela deviene sucesión caprichosa de sucesos, que se plantean y se resuelven sin que incidan mucho en el esquema general. Son como fuegos de ocasión, que solo sirven para mantener entretenido al televidente.
Es lo que se puede decir de muchas de las tramas secundarias. Puro relleno, si se suprimieran nada cambiaría.
Claro, hay que reconocer la vivacidad del ritmo y la intensidad con que se presentan los diferendos entre héroes y villanos. Es notable un humor cáustico en muchas de las escenas, que están muy bien concebidas desde el diálogo. Carneiro sabe armar sus enfrentamientos, sabe divertir… y eso es vital en una telenovela.
Nuevo sol se ocupa sin grandes despliegues de una agenda pública (relaciones homosexuales, lucha contra ciertos prejuicios, machismo…); tributa a la riqueza cultural del entorno… pero su principal cometido es hacer pasar el rato. Lástima que a su autor le falte un poco de contención en ese empeño. Termina por rizar el rizo.
Tardé mucho en darme cuenta de qué iba esta telenovela. Me insultaba, creía que era una falta de respeto a la inteligencia humana, y sobretodo me asombraba cómo la gente esperaba ansiosa el siguiente capítulo. Hasta que comprendí: es una parodia del género, el autor se propuso llevar la trama y sus personajes hasta lo inverosímil y aún así probar que la gente seguirá creyéndose lo que le cuente aunque al día siguiente se la pasé criticando mientras anhela saber qué sigue.
Hay mucho pericia en el guión, la historia se repite una dentro de otra, lo que viven unos personajes en el presente es similar a lo que sucedió a otros en el pasado. Y para colmo cuando casi todo está resuelto, la novela se reinicia (Lucía vuelve a ser acusada de asesinato).
Los personajes «buenos» (Lucía y Beto), son un poco más tontos que lo acostumbrado, y los «malos» (no tanto Carola, que se va volviendo cada vez más risible y menos mala) son muy astutos (cómo Rosa que se libra hasta de que le cojamos odio) y Laureta, que parece ir escribiendo la novela cada vez que tiene «un nuevo plan».
La novela también toma mucho de telenovelas brasileñas anteriores, ya clásicas, y del melodrama en general y lo mezcla y recombina hasta hacerlo absurdo. ¿Qué son Roberval y Edgar, Severo y Josefa sino ecos de La esclava Isaura? Hay muchísimos más refritos, pero siempre llevados un poco más allá, hasta dónde la cuerda está a punto de romperse, pero como el autor no se regodea en ellos, sino que en cambio, da más y más, de lo mismo, no importa, solo hay que mantener el ritmo (como en una serie de Netflix), el telespectador no puede soltarse, está atrapado.
La originalidad de esta telenovela está en el juego con el televidente y el riesgo que toma el autor al confiar en su pericia, está diseñada para dos tipos de espectadores: el novelero tradicional que se cree todo, se conmueve y llora, y para el más exigente, que cuando empieza a notar los guiños del autor se sonríe y disfruta viendo como la mamá, la abuelita están siendo engatusadas.
Bravo por João Emanuel Carneiro.
la verdad seamos sinceros avenida Brasil tampoco fue la gran cosa. y está está muy pa arroz con mango los personajes no tienen consistencia, solo miremos el caso controversial de las sexualidades. quien es gay a una hora es hetero a la siguiente.
Al menos, en esta agobiada vida que llevamos muchos debido a las carencias, su visionado ayuda a relajarse y entretenerse. Ojalá los melodrama con temas trágicos del día a día de aquí, lograrán divertir y entretener. Las novelas cubanas no las compra nadie, por sus pésimas facturas, puestas y guiones.
La adoré.Tremendo actores y con un drama que mantiene enganchado al tv . Felicidades para todo el que trabajo en ella
son muchas las personas q gustan de esta novela ojalá en cuba a se hagan parecidas a esas
no deben ser tan criticadas q a toda cuba la tiene envuelta
Siempre me han gustado las novelas de Brasil, no se porque tanta crítica desfavorable si las de aquí son todas iguales y hay poquisima participación de actores negros.
pienso que a pesar de sus problemas, son mejores que las de aquí; mejores guiones y actuaciones.
también los actores negros tienen más oportunidad.
Amigo Yuris respeto mucho sus comentarios. Concuerdo con este también. Sinceramente no esperaba mucho más de una propuesta hecha para un público de bajo nivel cultural, que no es el caso de Cuba. Más lo tomo como algo tragicómico, me río y desconecto. Gracias por su trabajo.
Porqué mejor no nos centramos en criticar a las novelas cubanas para hacerlas un poquito mejor, ya que padecen de muchos males solucionables.
Dejemos a los brasileños que ellas saben lo que hacen, para eso son de los mejores del mundo.
es cierto que no es de las mejores que hemos visto las hay mejores y peores todas con el mismo patrón pero es el único momento en que la familia cubana se une hombres y mujeres deberías hacer un reportaje donde diga la cantidad de actores y actrices que se han ido del país después de actuar en la novela cubana, en unos años solo podremos ver novelas brasileñas por no haber actores cubanos
De acuerdo. Miran mucho la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio