Aquel hombre de La Edad de Oro

Aquel hombre de La Edad de Oro

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Como la mano amiga que invita a viajar por el universo del saber para  descubrir y aprehender el caudal de su riqueza, se tienden las páginas de La Edad de Oro, uno de los textos literarios magistralmente escritos por José Martí, el Apóstol de la independencia de Cuba.

Foto: PL

En una carta a María Mantilla –la pequeña que nuestro Héroe Nacional amó como a su propia hija- le sugiere la lectura de un libro en “español simple y puro” y le expresa: “Yo quise escribir así en La  Edad de Oro; para que los niños me entendiesen, y el lenguaje tuviera sentido y música”.

La publicación concebida como revista mensual tuvo su primer número en julio de 1889, momento en el que Martí se encontraba en Nueva York consagrado a la organización de la Guerra Necesaria contra el colonialismo español en la Isla.

En cada ejemplar dejó su impronta en la que vibra su legado patriótico y humanista, así como valores morales y éticos a través de crónicas, fábulas,  poemas, cuentos y artículos que llevan implícito y explícito el carácter reflexivo y educativo.

Hay que leer los retratos que nos ofrece en Tres Héroes cuando reseña la valía de los libertadores de América Simón Bolívar, de Venezuela; José de San Martín, del Río La plata y el sacerdote  Hidalgo, de México.

De ellos dijo Martí: “El corazón se llena de ternura al pensar en esos gigantescos fundadores”.

Hay que admirar las anécdotas en las que narra la vida de celebridades como Mozart, Moliere, Miguel y Robert Burns a través de Músicos, Poetas y Pintores. De igual modo, sobresalen las descripciones en La Exposición de Paris, Las ruinas indias y Un paseo por la tierra de los anamitas en el que muestra la vida y costumbres de otros pueblos que han luchado durante siglos contra la opresión colonial y por la dignidad plena del hombre.

“… y tanto como los más bravos, pelearon, y volverán a pelear, los pobres anamitas, los que viven de pescado y arroz y se visten de seda, allá lejos, en Asia, por la orilla del mar, debajo de China”, escribió el Apóstol.

Cautiva su cuento en verso Los Zapaticos de Rosa, las poesías La perla de la mora y Los dos príncipes, la referencia a La Ilíada, de Homero, así como los cuentos Bebé y el Señor Don Pomposo, Nené Traviesa y Meñique, por solo citar algunos de los textos publicados hasta octubre de 1889, el último volumen de la revista.

A 171 años del natalicio del más universal de todos los cubanos, este 28 de enero, mucho más pudiera decirse sobre La Edad de Oro.

Si de alguna manera hubiera que resumir la naturaleza de esta joya literaria forjada con límpida prosa, alta expresividad poética y un valioso tesoro de enseñanzas, bien pudiéramos hallarla en este   mensaje martiano:

“Lo que queremos es que los niños sean felices, como los hermanitos de nuestro grabado; y que si alguna vez nos encuentra un niño de América por el mundo nos apriete mucho la mano, como a un amigo viejo, y diga donde todo el mundo lo oiga: “¡Este hombre de La Edad de Oro fue mi amigo!”.

Acerca del autor

Graduado de Licenciatura en Periodismo, en 1976, en la Universidad de La Habana. Hizo el servicio social en el periódico Victoria, del municipio especial isla de la Juventud, durante dos años.
Desde 1978 labora en el periódico Trabajadores como reportero y atiende, desde 1981 temas relacionados con la industria sideromecánica. Obtuvo premio en el concurso Primero de Mayo en 1999 y en la edición de 2009. Es coautor del libro Madera de Héroes.

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