Realmente el Canal de Panamá aún tiene agua, pero no la suficiente como para que los barcos puedan pasar del océano Atlántico al Pacífico y viceversa.
Y es que esta maravilla de la ingeniería de 80 kilómetros de longitud, que transcurre a través del istmo, se encuentra amenazada por una severa sequía que mina su operatividad cada día, luego de más de un siglo de trabajo.
De hecho, para los panameños es la peor de las noticias, ya que su actividad constituye un motor de la economía local, y también del mundo, al aportar 6,8 % del producto interno bruto nacional y está directamente vinculada al transporte asociado con un 6 % del comercio mundial.
No menos mala resulta para quienes consumen los productos que transportan estas naves ahora ancladas, haciendo cola para pasar, ya que todos aumentarán de precios y contribuirán con la crisis económica ya anunciada por los expertos.
Las primeras ideas sobre el Canal surgieron en el año 1534, cuando Carlos V de España ordenó estudiar una ruta canalera a través del istmo de Panamá. Sin embargo, después de eso pasaron más de tres siglos para concretar una obra tan monumental como esta.
El peaje más barato de su historia
El pasado verano fue de condiciones meteorológicas extremas. El cambio climático sumado al ciclo de El Niño en las aguas cálidas del océano Pacífico ha reverberado por todo el planeta. Y en Centroamérica, el clima más seco en décadas amenaza una de las importantes arterias de transporte marítimo del orbe.
Un solo dato permite valorar su importancia. El 40 % de la carga mundial pasa por el Canal de Panamá, que une los dos grandes océanos de los hemisferios oriental y occidental.
Con su inauguración en 1914, el canal redujo en cinco meses el tiempo necesario para transportar mercancías de un océano a otro. Los barcos ya no tenían que hacer el largo y azaroso viaje alrededor de Sudamérica.
El empeoramiento de los cuellos de botella en el Canal de Panamá, afectado por la sequía, está empujando al menos a un transportista de diésel estadounidense a navegar alrededor del cono sur americano en ruta hacia Chile.
Un dato curioso, Richard Halliburton pagó el peaje más económico al ser la única persona que lo atravesó nadando. La hazaña le tomó 14 días y pagó 30 centavos de dólar.
¿Problema sin solución?
El operador del Canal de Panamá dijo que no hay perspectivas inmediatas de alivio de las condiciones de sequía que han reducido los niveles de agua a través de la crucial vía fluvial y ha paralizado el transporte marítimo y las cadenas de suministro globales.
El administrador, Ricaurte Vásquez Morales, señaló hace unas semanas que las temperaturas anormalmente altas del océano, una inusual temporada de lluvias y la persistencia del fenómeno climático de El Niño, significarán que tendrán que seguir restringiendo el tráfico de las embarcaciones en el 2024.
Una de las medidas aplicadas es la reducción escalonada del calado, que alcanza en el agua la parte sumergida de una embarcación, la cual está ahora en 44 pies de un máximo de 50. Esto implica que los buques deben pasar con menos carga, lo que impacta en los ingresos por peajes.
Los bajos niveles de los dos lagos artificiales que abastecen de agua al canal, Gatún (1913) y Alhajuela (1935), son la causa de estas decisiones operativas que están impactando en su operación y en sus ingresos, que caerán en unos 200 millones de dólares.
Vásquez Morales recordó que esos dos lagos artificiales también abastecen a más del 50 % de los 4,2 millones de habitantes de Panamá, y que “hay propuestas para la creación de otro reservorio de agua, en otro lado” que deberían ejecutarse “inmediatamente”.
Y para quienes se preguntan por qué no utilizar el agua del mar, les informo que fue descartado por lo costoso que resultaría. En fin, la solución es la lluvia, que siempre resolvió el llenado de los lagos y que en Panamá y en toda Centroamérica es abundante históricamente.