Aquel refrán del taxista avileño jamás se me olvida: «el central no muele esfuerzo, el central muele caña». El béisbol cubano cierra su acción internacional en el 2023 sin una de las aspiraciones que se propuso: clasificar al mundial sub 23. Una derrota contra Panamá (11-15) en el torneo de las Américas lo dejó sin el boleto y ahora volverán los análisis, pero lo cierto es que perdimos sin justificación alguna.
La conformación del elenco y la designación como director del santiaguero Eddy Cajigal fue justa; en tanto el mejor entrenamiento para los muchachos resultó la II Liga Elite, ante la ausencia de un campeonato para esa categoría por un tema económico. El comportamiento ofensivo en Nicaragua puede valorarse de aceptable y el fildeo enseñó buenas credenciales. Sin embargo, el punto flaco resultó el pitcheo.
Los lanzadores trabajaron para 5,73 promedio de carreras limpias, otorgaron 22 boletos, soportaron 31 sencillos y de ellos 4 jonrones. Todo eso en 33 entradas de actuación. No se trata de buscar culpables o inocentes, pero este aspecto determinó las dos derrotas ante Colombia y Panamá, que a la postre nos dejó fuera de los dos cupos de nuestro Grupo.
Pero más allá de los números y estadísticas vuelvo a la esencia. En esta categoría no son los jugadores profesionales quienes marcan diferencia (solo algunos talentos para firmar en ligas profesionales de Estados Unidos aparecían en las nóminas de las selecciones de este torneo), por tanto hay una conclusión clave: si fuimos con los mejores que tenemos y no pudimos ni siquiera anidar entre los cuatro primeros debemos repasar las falencias en esa categoría y más abajo.
El número de juegos y campeonatos nacionales para los peloteros entre 15 y 23 años cada vez son menores y aquí vino el bombazo predecible. La salida de los mejores talentos juveniles en pos de un contrato profesional hacia el futuro también nos afecta, sobre todo entre quienes suben al box. Finalmente, la fuerza técnica para atender esas edades debe ser priorizada, pues allí es donde se terminan de pulir los fundamentos que se aprenden de niño.
Pero llegado a este punto lo más peligroso sigue siendo que nos adaptemos a perder y encontremos como lógico el lugar alcanzado con explicaciones consabidas de éxodos de peloteros y aumento de nivel en los contrarios. El béisbol cubano, y lo dijimos cuando el cuarto lugar del Clásico Mundial este mismo año, no tiene ese lugar en el mundo y podía ser un espejo nublado esa posición que muchos festejamos y aplaudimos, pero también alertamos sobre el hecho de obnubilarnos con ella.
En lo adelante todo ha sido igual o peor (con la excepción del béisbol FIVE) sin alegrías mayores en los Juegos Centroamericanos y del Caribe y Juegos Panamericanos. La película ha tenido todavía más rollos y partes. Una sacudida psicológica y sobre lo que estamos haciendo mal significa sacudirse de pensamiento y acción. El taxista avileño era un sabio. No se muelen esfuerzos, se muele caña…
Acerca del autor
Máster en Ciencias de la Comunicación. Director del Periódico Trabajadores desde el 1 de julio del 2024. Editor-jefe de la Redacción Deportiva desde 2007. Ha participado en coberturas periodísticas de Juegos Centroamericanos y del Caribe, Juegos Panamericanos, Juegos Olímpicos, Copa Intercontinental de Béisbol, Clásico Mundial de Béisbol, Campeonatos Mundiales de Judo, entre otras. Profesor del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, en La Habana, Cuba.