Cargando...Como una película de horror y suspenso la humanidad vuelve a contemplar masacres en la comodidad de los televisores de sus hogares, donde niños, mujeres y ancianos, son las principales víctimas.
A eso nos han acostumbrado los modernos medios de comunicación, quizás para recordarnos que lo que acontece en algún lugar del planeta nos puede suceder a quienes disfrutamos de la paz.
Criminal, el Gobierno de Israel. Víctimas civiles, palestinos. Protestas, en el mundo entero. Llamado a la paz, reclamo masivo, sin importar posiciones políticas o religiosas, sencillamente humanistas.
Respuesta del criminal, la que se le pueda ocurrir desde el mandatario israelí hasta el último de los miembros de su Gobierno, aunque todos coinciden en no escuchar las demandas y seguir con la matanza indiscriminada.
Sucede en nuestro planeta, ahora mismo. Hasta las Naciones Unidas han tenido que pronunciarse, aunque sin autoridad para poner freno a la barbarie. Por su parte el Consejo de Seguridad sigue frenando cualquier propuesta de paz.
El tiempo pasa. El número de fallecidos por los ataques del ejército israelí crece por día. Es inútil señalar cuántos son los muertos, porque al terminar de leer este comentario la cifra se habrá incrementado.
Médicos y pacientes tratados como criminales
Las imágenes del 17 de noviembre reflejan la “heroicidad” de los soldados Israelíes, cuando asaltan el hospital Ibn Sina de Yenin, en Cisjordania y detienen a médicos y paramédicos, incluso pacientes, tratándolos como criminales.
Wissam Sbeihat, director general del Ministerio de Salud palestino en Yenín, señaló que las tropas evitaron que las ambulancias llegaran al hospital. Según testigos, los israelíes afirmaron haber establecido un corredor supuestamente seguro para salir del complejo, pero poco después abrieron fuego contra los médicos que intentaban abandonarlo.
Un diplomático europeo, citado anónimamente por The Washington Post, afirma que el Gobierno de Israel estaría bajo intensa presión de sus aliados occidentales para que demuestre sus reiteradas afirmaciones de que Hamás utiliza los hospitales de la Franja de Gaza, en particular el de Al Shifa, como un escondite donde, además, supuestamente guarda un fuerte armamento militar.
Varios materiales periodísticos demuestran que el supuesto hallazgo de ese armamento es un montaje, muy mal preparado, donde solo aparecen varios AK y otras viejas armas.
El hambre como nueva amenaza
La Franja de Gaza se enfrenta a una enorme escasez de alimentos y a una hambruna masiva y casi toda la población necesita «desesperadamente» ayuda alimentaria afirma el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU.
Desde el comienzo del conflicto, sólo ha llegado a Gaza el 10 % de los alimentos necesarios, según la organización. “Con el invierno acercándose rápidamente, los refugios inseguros y abarrotados y la falta de agua limpia, los civiles se enfrentan a la amenaza inmediata de morir de hambre», declaró la directora ejecutiva del PMA, Cindy McCain.
Pasan los días y todo sigue igual. Incluso la prensa occidental se ve obligada a reflejar en alguna medida la matanza, aunque por otro lado justifican a Israel que “tiene derecho a defenderse”.
No solo son días de sufrimiento y muerte para el pueblo palestino, que sufre la desigual “batalla” de civiles contra tanques y aviones. Llevan décadas soportando la violación de todos sus derechos con el consentimiento de las potencias que necesitan a un Israel fuerte para contener su lucha y la de los pueblos árabes por defender la soberanía de sus países.
La pregunta no solo es cuándo terminará el martirio de todo un pueblo, sino también si los criminales una vez más no serán castigados por el genocidio que llevan a cabo.
El mundo está cambiando, es cierto, pero no lo suficiente para castigar a los criminales y llevan a cabo sus acciones para defender que las cosas sigan igual que siempre, a favor de los poderosos. ¿Hasta cuándo?
