La primera Convención Nacional Democrática de Trabajadores de México auspiciada por el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), se convirtió hoy en una nueva plataforma de lucha.
En esta reunión inicial en la cual estuvieron representadas más de un centenar de organizaciones sindicales, se aprobó una declaración que fija las metas y objetivo de trabajo y plataforma para articular la actividad sindical independiente.
El documento fue aprobado por unanimidad luego de dos días de intensos trabajos en plenarias y mesas de debates en las que se elaboraron, además, numerosos resolutivos con objetivos muy específicos.
Los convencionales consideraron urgente poner en marcha un proceso de reorganización de la clase trabajadora para superar su dispersión y fragmentación política desde una perspectiva solidaria, democrática e independiente de los gobiernos y los patrones.
Consideraron que la precarización del trabajo, la privatización de servicios públicos, crisis ambiental, guerras comerciales y el despojo del territorio y los recursos naturales de pueblos originarios y campesinos son consecuencia de un modelo de acumulación salvaje del capital que solo genera muerte y destrucción.
Alertaron de un entrelazamiento del conjunto de las crisis económica, ambiental, migratoria, sanitaria y alimentaria, que ponen en riesgo a la civilización humana, haciendo necesario emprender una decidida lucha por la vida.
Advierten que en el campo prevalece una política de abandono, avanza de manera preocupante la violencia, predominado el sindicalismo corporativo de protección patronal, y los trabajadores no son tomados en cuenta a la hora de decidir el rumbo del país.
Por esas y otras razones, acordaron constituirse en plataforma unitaria a nivel nacional, concebida como un espacio de convergencia sindical a partir de una agenda común, un programa de lucha y plan de acción conjunto.
Además, fortalecer la solidaridad entre trabajadores y para planificar estrategias de movilización y acción colectiva, impulsar la convergencia con otros, y a nivel internacional desplegar una política de alianzas con trabajadores en la lucha por otro mundo posible.
Para ello la convención aprobó una serie de ejes de articulación que van desde una amplia promoción de la defensa de los derechos sindicales, laborales y sociales, hasta el impulso de la igualdad sustantiva y acabar de liquidar las reformas neoliberales para desprivatizar el agua, la energía y servicios públicos.