María Esperanza Domínguez Hurtado lleva con orgullo su blanca cabellera, y una dulzura en el rostro, que reflejan su nobleza. A sus 72 años de edad es aún una activa innovadora en la Empresa Geominera del Centro, entidad responsabilizada con la fabricación de cemento, piensos, fertilizantes, áridos y otros productos vitales para el desarrollo de la economía.
Con la propuesta de su entidad, la encontramos en la exposición Creatividad ante el bloqueo, realizada en ocasión de celebrarse el X aniversario del Sindicato Nacional de Trabajadores de Energía y Minas (SNTEM).
“Soy una mujer dichosa, logré estudiar y trabajar en lo que me gusta”, confiesa con satisfacción. Sin embargo, el recorrido para cumplir su propósito no fue tan sencillo.
De hablar pausado, no esconde sus orígenes. “Nací en Vueltas, un pueblito de Villa Clara. Mi padre, un hombre visionario, que participó en la lucha clandestina, quería que sus dos hijos estudiaran. Mi hermano, Eneido, se hizo ingeniero agrónomo en la Universidad Central Marta Abreu, de Villa Clara. Y yo empecé a estudiar una carrera pedagógica en 1964, pero al primer año de prácticas, me di cuenta que no era esa mi vocación. Se lo dije a mi padre, y la dejé.
“Entonces, se crearon varias fábricas en el centro del país, a propuesta del Comandante Ernesto Che Guevara, en ese entonces, ministro de Industria. Dentro de estas estuvo Planta Mecánica Fabric Aguilar Noriega, la cual inició su producción para el mercado nacional, con equipos y piezas de repuesto para la industria azucarera. Ahí convocaron a un curso para dibujante mecánico. Esa fue una oportunidad para iniciarme en lo que realmente me interesaba”, alegó.
Así comenzó a trabajar en el departamento de diseño de dicha entidad, en tanto siguió superándose y matriculó en la Universidad Central, para estudiar ingeniería mecánica a través del curso de trabajadores. En 1985 logró su objetivo.
“En Planta Mecánica estuve hasta el 2005. Para mí ese centro fue una escuela, posee divisiones especializadas, talleres de servicio, laboratorios y almacenes, siempre se ha caracterizado por poseer una gran disciplina tecnológica. Todavía voy allí y me emociona.
“Después me trasladé para un lugar más cercano, pues mi madre falleció y era necesario atender a mi papá que ya estaba viejito”, afirmó, convencida de que es un deber de los hijos retribuir a los padres tanto amor y entrega.
Innovar no es nuevo
Desde su experiencia, María Esperanza dice que la labor de los innovadores y racionalizadores siempre ha estado presente en la industria, pues el impacto del bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos a Cuba desde hace más de seis décadas ha sido muy fuerte. “Gracias a la innovación, en muchas ocasiones hemos podido poner a funcionar nuestras máquinas”.
Ella se sumó con sus saberes a la creatividad. En 1983 resultó vanguardia nacional dentro de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (Anir) y en varias ocasiones ha sido reconocida con el Sello 8 de Octubre. También ha participado en varios encuentros de Mujeres Creadoras.
Ahora, junto al joven ingeniero John Machado Cárdenas, y otros compañeros, llegó hasta la capital cubana, a fin de presentar las mejoras realizadas en el equipamiento de la planta de lavado de la Unidad Empresarial de Base Planta de Carbonato de Calcio, ubicada en Remedios.
Dicha planta tiene una importancia vital para la economía. “Ahí se obtiene el carbonato de calcio que tiene varias aplicaciones y se utiliza fundamentalmente para la elaboración de pienso de aves de corral.
“Los equipos que intervienen en ese proceso presentaban un serio deterioro, por lo cual resultaban ineficientes, además de ocasionar gran suciedad y contaminación al medio ambiente.
“Con la ejecución de este trabajo, en el cual intervinieron varios especialistas, se incrementó la productividad, se eliminaron las paradas por roturas y se sustituyeron importaciones”.
Según María Esperanza, ya se había jubilado, pero fue recontratada. “Parece que no he trabajo mal”, dice con una sonrisa y asegura que aún tiene ideas que aportar.
Está feliz de la familia que la acompaña; sus hijos Tania y Gerardo y los nietos Amalia y Marcos. Siempre estuvo y está a su lado para que se convirtieran en hombres y mujeres de bien. Ellos, y el hecho de sentirse aún una persona útil, la impulsan a seguir creando por el bien de la sociedad.
Acerca del autor
Graduada en Licenciatura en Periodismo en la Facultad de Filología, en la Universidad de La Habana en 1984. Edita la separata EconoMía y aborda además temas relacionados con la sociedad. Ha realizado Diplomados y Postgrados en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí. En su blog Nieves.cu trata con regularidad asuntos vinculados a la familia y el medio ambiente.
Gracias por sus palabras, realmente, Esperanza es un ejemplo de mujer cubana, mis saludos.
Sin dudas Esperancita es una mujer de armas tomar, muy dedicada, muy buena compañera de trabajo mas allá de la amistad es excelente en cuanto a ayuda personal y laboral se refiere, influye confianza pero sobre todo está altamente calificada en la rama mecánica, dueña de una muy notable inteligencia, para mi que tengo el placer de contar con su amistad y a quie cortésmente llamo «Bella Dama» es un regalo que me ha dado la vida.