Las casitas infantiles, una alternativa necesaria

Beatriz y Alejandro no lo planificaron mucho. Simplemente pasó. Ella trabajaba en un centro de elaboración y él estudiaba enfermería y tener un hijo parecía locura; pero se aventuraron y ya Katherine tiene cuatro años.

Cuando la nena estuvo en edad de ir para un círculo no habían capacidades. «Así que para que su madre trabajara y yo estudiara fue una odisea. A veces los abuelo nos la cuidaban, pero fue difícil», cuenta Alejandro.

Alejandro Gómez Silva cursa el tercer año de la carrera y cuando ya ni lo creía, en su escuela, la Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey Carlos J Finlay se inauguró una casita infantil. Y entre los primeros infantes acogidos estaba su hija.

Una oportunidad para todos

En Camagüey, como en todo el país, existe un problema en cuanto a la relación entre las capacidades de los círculos y las solicitudes. Según datos publicados por Granma y ofrecidos por María de los Ángeles Gallo Sánchez, directora nacional de la Primera Infancia, del Ministerio de Educación (Mined), en el proceso de otorgamiento de círculos infantiles, correspondiente al curso 2022-2023, en el país se entregaron 25 mil 86 capacidades, solo el 46,9 % del total de solicitudes recibidas que fueron unas 53 mil 447.

A esto se suman las condiciones constructivas de muchas instalaciones y la imposibilidad económica de ampliar o erigir nuevos. Fue por ello que el Ministerio retomó una iniciativa aprobada en 1993, que permitía la apertura de dichas instalaciones en los centros laborales.

En Camagüey esta reactivación de la iniciativa se adoptó con buenas vibras y en la actualidad ya suman 10 los centros de este tipo.

Como detalló Mercedes Escudero Olazábal, directora de Educación en la provincia, se benefician hasta el momento unas 300 madres trabajadoras de varios organismos, empresas y universidades del territorio y de municipios como Guáimaro, Esmeralda, Vertientes, Najasa y la cabecera provincial.

Pero, como señaló, la cifra seguirá incrementando, pues se sueña con abrir cinco casitas más, en la medida de las posibilidades.

Alternativas necesarias

Como alternativas necesarias para el cuidado y la atención integral de los pequeños se erigen estas instalaciones en la provincia agramontina.

Entre las últimas inauguradas se encuentra la de la universidad médica, nombrada Sueños de la infancia. Allí la propia institución educativa invirtió medio millón de pesos y puede acoger a 20 menores.

Como un sueño cumplido cataloga Mabys Cruz Morales, secretaria del buró sindical del centro, la casita infantil, en la cual trabajaron desde el año pasado. Además, como alega, es una respuesta a los planteamientos tanto de profesores como estudiantes.

Para Elixandra Brito Mendoza, quien trabaja en la biblioteca de Ciencias Médicas, fue lo mejor que pudieron hacer. «Ya mi niña Brihanna tiene un año y cuatros meses y debía comenzar a trabajar. Pero al vivir lejos de aquí, sabía que sería difícil el tema del círculo, pero ya no, pues venimos juntas para el trabajo: ella para la casita y yo para mi biblioteca, aquí al lado».

La Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz es otra de las instituciones que cuenta con una casita. Inaugurada el 10 de abril, justo cuando se celebraban los 62 años de creados los círculos infantiles, abría sus puertas El Principito,  con capacidad para 40 niños y la posibilidad de incrementar la cifra a 60.

La normativa es vieja, pero es ahora que se disemina con más fuerza la creación de las casitas infantiles, sobre todo porque son tantos los beneficios que todos los centros labores quieren contar con la suya, con esa oportunidad tan útil para que el que trabaja.