El camagüeyano Aleisey Carmenate Llanes se siente realizado al trabajar en el campo y considera que esa experiencia le ha sido útil para aportar como diputado a la Asamblea Nacional
Aleisey Carmenate Llanes no es de los que se esconde para decir que es guajiro natural de la comunidad El Entronque, allá en lo más recóndito de Sibanicú, en Camagüey, ni para confirmar que solo estudió hasta obrero calificado en soldadura.
Nada de eso lo avergüenza. Es, como dice, un orgulloso nativo de esos lares y que de allí, donde se entrega y dedica a diario, no se va nunca. Su padre, quien también laboró en la UBPC El Entronque, se lo inculcó y le mostró como ser responsable y buena gente.
Carmenate desde los 18 años ha dicho sí a cuanta tarea le recomiendan y aunque un problema de salud le impidió lograr su deseo de convertirse en ingeniero agrónomo cree que casi lo ha logrado aprendiendo con la vida y de los que más saben.
Esas enseñanzas empíricas, unas, y otras mediante cursos que ha pasado le han permitido que su UBPC, cañera básicamente, sea referencia nacional. «Desde el 2017, cuenta, asumí la presidencia de la unidad, pero desde siempre ha tenido resultados.
«Claro la diversificación de las producciones nos ha ayudado. El asado año cumplimos todos los planes de venta de carne, granos, viandas. Para garantizar la entrega de leche buscamos alternativas debido a la sequía y cuando la Covid-19 apoyamos con alimentos a los centros de aislamientos. Todo eso nos permitió repartir más de cinco millones de utilidades, de las cuales más de tres fueron por la producción agropecuaria».
Pero en El Entronque Carmenate no es solo el presidente de la cooperativa, es también el delegado; ese que reeligen una y otra vez desde el 2005, por la pasión que le pone a todo, y que ya en el 2021 le provocó un infarto.
«Antes hubo delegados muy buenos, detalla, pero todo lo que se ha hecho aquí ha sido con la colaboración de la UBPC y el pueblo. Los problemas eran mucho, ya solo nos queda el camino y algunas tendederas en unos bateyes, porque incluso resolvimos el acueducto y no es necesario que nos tiren el agua con pipa. Y entre las victorias está la farmacia que construimos. Eso era un sueño y una necesidad.
«Son 826 los habitantes en la comunidad y 528 los electores, pero yo digo que son más las personas que atendemos porque los de las comunidades aledañas y hasta del municipio de Najasa vienen hasta aquí.
«Para el traslado de las personas y de los estudiantes tenemos una guagua, pero el problema del combustible nos limita las salidas y ahí entra otra vez la cooperativa, desde donde colaboramos».
Carmenate lo cuenta todo con orgullo. Se frota las manos, se acomoda el sombrero, sabe que estas victorias se han logrado en conjunto, que hasta sus 10 hermanos, también nacidos y criados en El Entronque, sus hijos, su muchachita esposa desde hace 30 años le han servido de horcón, de ayuda y le han impulsado a aceptar ser, desde el 2013 y por tercera ocasión, el diputado de la comunidad.
«Ser diputado, explica, es una experiencia muy bonita. He trabajado para representar al pueblo y todo lo hago sin que me paguen nada y luego de que cumpla con mis funciones.
«Por mi experiencia me ubicaron en la comisión agroalimentaria, es una de las que más se trabaja, pues es la comida para el pueblo. Y en este último mandato ha sido de muchas leyes y muy debatidas, algunas, incluso, nos tomaron varios días para llegar a un consenso.
«Nunca pensé en llegar al Parlamento, solo en trabajar de sol a sol, con el machete en la mano. Pero que yo haya sido elegido por tres mandatos consecutivos es una muestra de democracia. En Cuba se es diputado porque la gente quiere, no porque seas rico. Y eso te compromete y te impulsa a seguir, sin rajarte, hasta el final».