Cargando...Por Anabel Sánchez González (Estudiante de periodismo)
A pocas horas de que termines, 2022, no puedo evitar mirar atrás y hacer un recuento de la ilusión que vertimos en ti. Cada vez que un nuevo año toca a la puerta vuelvo a ese hábito que no puedo evitar: trazar nuevas metas, nuevos planes y nuevos sueños que se ligan a la idea de un nuevo comienzo.
Ciertamente la única certeza es que no faltarán los retos, esos tropezones, o pequeñas piedras en el camino, pero a pesar de tales dificultades, lograremos superarlos.
Somos un pueblo al cual 2022 llevó recio, como se dice en buen cubano. Uno al que muchos creyeron de derrotas, pero para sorpresa de todos, se supo salir adelante en una historia repetida más de 60 veces porque la resiliencia es una de nuestras virtudes, demostrado a través del tiempo.
La pandemia nos marcó, eso no es un secreto para nadie, impactó de manera brutal en todos los sectores de la sociedad, desde nuestra infraestructura de salud hasta la huella imborrable del fallecimiento de un hermano, un familiar o un amigo.
El panorama internacional no ha cambiado, el mundo vive una crisis económica y Cuba lo siente el doble porque a pesar de los votos y las voces de apoyo, el bloqueo sigue asfixiando a la familia cubana mientras, hermanos, países y naciones tienden puentes de amor y solidaridad.
Pero no bastan porque la célula fundamental de nuestra sociedad (la familia) sufre el efecto de carencias, inflación y apagones prolongados, ha visto integrantes partir y en estas fechas siente las ausencias, esas que no se solucionan con una videollamada tardía.
Nos partió el alma ver incendiarse el hotel Saratoga, y en caras desconocidas depositamos la confianza de un país para encontrar a los desaparecidos.
Poco después comprobamos la estirpe de este pueblo en esos hombres que enfrentaron con valor sin límites el fuego abrazador del siniestro en la Base de Supertanqueros, en la zona industrial de Matanzas.
Y casi cerrando del año, las inclemencias del tiempo de la mano de Ian, que con sus 200 km por hora golpeó a la provincia de Pinar del Rio, dejando un panorama desolador, que por suerte hoy va quedando atrás.
Este año, definitivamente, fue duro, y los impactos recibidos se unen a otros problemas acumulados, pero 2023 será mejor, porque el cubano no ha perdido la sonrisa, ni el amor por la patria, y a golpe de ciencia, creatividad y trabajo seguirá construyendo un futuro mejor.
