Por Claudia Zurita Delgado, estudiante de Periodismo
Alrededor de las seis de la tarde, de lunes a viernes, podrá toparse con un montón de jóvenes alegres y bulliciosos sentados en los portales de la Casa de Cultura Tito Junco, en Pinar del Río, en espera de la hora de ensayo. Se trata del grupo de teatro callejero Histrión, galardonado recientemente con el premio Escaramujo que otorga la Brigada José Martí. La obra laureada fue El día que las almohadas se fueron de sus casas de Nelson Montes de Oca, reconocido escritor pinareño.
Histrión nace a partir de un taller de superación teatral impartido por la profesora Evelin Gómez en el año 2007, cuyo ejercicio final era la creación de un grupo. En el 2009 ella deja la dirección por compromisos artísticos fuera de Cuba. Entonces asumió como director Rolaindy Roly Sánchez Salazar, graduado de Instructor de Arte (2004).
“Elegimos ese nombre porque se les llamaba histriones a los actores de la época grecolatina dedicados a hacer payaserías, principalmente en las calles. A pesar de las distancias, este principio se acerca bastante a nuestro trabajo, a lo que queríamos hacer”, expresó Roly.
El grupo, con 18 integrantes, está asociado al Centro Comunitario de Pinar del Río, encargado de planificar sus presentaciones. Cada espectáculo, gratuito, ocurre en la calle, lo cual posibilita mayor interacción con el público y mejor aprovechamiento de los espacios.
“Cuando se trata de este tipo de escenificación en espacios exteriores es necesario buscar la espectacularidad. Hay que hacer del texto algo renovador, actual y contextualizado. Pero también hay que practicar mucho y dominar la técnica del zanco, incluidos en casi todas nuestras puestas. En este sentido somos como una escuela”, comentó Sánchez Salazar.
La música característica en sus montajes es la conga cubana, compuesta por ellos. Los instrumentos que utilizan son las trompetas, los cencerros, las sartenes, el bombo y las tumbadoras. “Es un poco difícil en el momento de la ejecución, y es que no todos somos de la especialidad de música. Tenemos instructores de danza, de teatro y otros pocos que no son graduados de esta escuela. Entonces hay que ensayar bastante porque todos debemos tocar algún instrumento, y hacerlo bien”, asegura Oslay Costa Otaño, director artístico.
Además del trabajo artístico con la comunidad, Histrión imparte talleres teóricos sobre el teatro callejero, el mimo y las técnicas del zanco en diferentes lugares como Minas de Matahambre, Viñales, Villa clara y Consolación del Sur.
Apoyo institucional
A pesar de los ya siete años de experiencia de este grupo y sus más de 200 presentaciones, sus integrantes aseguran que no han tenido suficiente apoyo de los organismos del territorio. Hasta la fecha no cuentan con ningún lugar fijo de ensayos. Tampoco reciben ayuda en la elaboración de los vestuarios, instrumentos y otros enseres, necesarios en los montajes. Cada una de nuestras producciones artísticas están valoradas en unos 5 mil pesos moneda nacional, aproximadamente.
La Casa de Cultura ofreció su contribución en la habilitación de un local de ensayo, sin embargo el teatro de este centro tiene un escenario muy pequeño para los zancos, lo cual imposibilita su uso. Igualmente la utilización de instrumentos musicales incomoda a los demás artistas de otras manifestaciones que ensayan a la misma hora.
“Educación nos ayudó al dejarnos utilizar los espacios de la escuela secundaria básica Rafael Ferro, pero tenemos que hacer un teatro casi silente porque ese recinto ofrece clases de seis a nueve de la noche y el ruido que hacemos molesta. Debido a este problema decidimos ensayar después de las nueve de la noche y tampoco resultó. Recibimos una demanda en el gobierno provincial de parte de los vecinos de la zona. Muchas veces tenemos que salir al parque más cercano para poder trabajar”, enfatizó el director general.
Nuevos proyectos
“Ahora mismo trabajamos en un plan de estatuas vivientes, y a su vez corregimos algunos elementos del montaje El día que las almohadas se fueron de sus casas. También queremos hacer una versión de David y Goliat. Pero nuestro mayor sueño es convertirnos en una compañía, y en ese afán poder sumar más miembros a nuestro colectivo”, informa Roly.
La Casa de Cultura no es Tito Junco, sino Pedro Junco.
Ver más: Saberse artista http://www.trabajadores.cu/20140608/saberse-artista/