Por Gabino Manguela Díaz
Tras los más recientes y muy mediáticos operativos policíacos contra ilegalidades y delitos, tanto en las conocidas Ferias de 100 y Boyeros y la Cuevita, como en otros lugares de la capital cubana, no pude menos que alegrarme, pues a todas luces, instituciones y personas están respondiendo positivamente al llamado de eliminar violaciones y abusos vinculados con la frenética subida de precios derivadas de la interacción de no pocos elementos, entre ellos la inflación, la especulación y la desidia.
Dije frenética subida de precios y aunque tal adjetivo es válido, parece lógico que así sea, pues nada diferente podría esperarse tras una espera de varios años para entrarle con la manga al codo a un asunto que muchos achacaron solo a la inflación y a las fisuras de la economía nacional, pero que a luces vistas, mucho tiene de delictivo y violaciones de leyes.
Es de lamentar que en 100 y Boyeros, por ejemplo, desde febrero de este año, los llamados “factores” del lugar, denunciaran en forma sistemática, aunque infructuosamente, ante las autoridades de fiscalización y control del territorio, los intentos de imponer el ilegal mercado felizmente desmantelado hace pocas semanas.
Hoy son comunes los mencionados operativos en panaderías y otros centros, pero desde cuándo no resuena en los oídos de cualquier cubano la existencia de ese mercado informal, filoso, irrespetuoso. Tiempo perdido, pero no para el crecimiento de las raíces del mal.
En muchos sentidos la fórmula ―erróneamente― se simplificó a topar o no los precios de los productos, cuando el asunto estribaba, y estriba, en que los límites de la oferta y la demanda no cayeran en el delito y el abuso. A eso tenían que tributar cuantas medidas se practicaran en el extenso campo de la comercialización, mucho más en medio de una situación de escasez e inusitado asedio por quienes se oponen, cada vez más descaradamente, al proyecto social y político cubano.
A la par del escandaloso aumento de los precios, crecía también desenfrenadamente, el número de vendedores-revendedores, y disminuían ―lamentablemente― las medidas para contrarrestar un mal que se incubaba y que muy recientemente resultara punto prioritario de reunión del Consejo de Ministros para aprobar directivas generales para enfrentar el delito, la corrupción, las ilegalidades y las indisciplinas en todos los ámbitos.
Los operativos policíacos y demás medidas en ferias o áreas de concentración de los trabajadores por cuenta propia, y en otros muchos lugares, cuentan con el apoyo absoluto de la población. Pero deberán ser sistemáticos, sorpresivos, con permanencia en el tiempo, que tengan “fijador”, pues no son pocos los comentarios que aseguran que en poco tiempo disminuirá la energía para enfrentar algo que pone en jaque la seguridad nacional.
Recuerdo los reportes periodísticos de inicios de la pandemia en que se informaba de otras tantas violaciones en el comercio, fundamentalmente. ¿Qué sucedió finalmente con los violadores?
¿Cómo es posible que a pesar de estar prohibido, en cualquier lugar prolifere la venta de cigarros, ron, tabaco, paquetes de refrescos, jabones, detergentes, etc, etc, etc? Aseguro que son pocas las calles de La Habana donde no se erija desafiante una venta de esos productos.
Con su propiedad personal, Ud hace lo que quiera, pero no puede poner un punto de venta en su casa, porque no está autorizado. Una cosa es que un familiar traiga una maleta con leche en polvo, medicamentos o productos de aseo para que la familia resuelva un problema sin carácter comercial, y otra muy distinta es que ud se ponga a vender tales mercancías, confituras y productos en cualquier lugar. Está prohibido.
«Se impone el fijador». Del 8 noviembre, 2022 • 8:13 por Gabino Manguela/.
¡Entonces!. ¿Seguimos por las ramas?.
Si bien necesitamos liberar el «comercio pymes, y quitar obstáculos al desarrollo de sus fuerzas productivas»; si estamos flexibilizando nuestros ingresos aduaneros para favorecer a la familia cubana, si necesitamos ingresar al país algunos tipos ofertas alternativas para sustituir a niveles familiares la improductividad, la ineficacia, la falta de paladar y gustos de calidad en nuestra industria alimentaria, la cual no logra avanzar más allá que «extender» alimentos en variedades de forma con el mismo contenido. Entre ellos picadillos, croquetas, medallones todas formas que parten del mismo sabor base.
Nuestra industria, lamentablemente, ha olvidado producir y ofertar embutidos de nuestras tradiciones españolas y más tarde de «Europa del Este, incluida la producción rusa de embutidos».
Si sabemos sobre la existencia de tales políticas necesitadas de cubrir más con menos, de cubrir el mercado más amplio a toda la población con los pocos recursos disponible.
Todo lo anterior hace, por tanto, que sea intolerable, inadmisible hablar de redadas en lugares que no cumplen en primera instancia a aquellas áreas encargadas de distribuir adecuadamente los productos de primera necesidad; acciones policiales que, son también válidas; pero no acaban de controlar la fuga al mercado negro, de productos normados de primera necesidad transferidas «temporalmente» bajo el custodio de instituciones estatales: tiendas, almacenes, transportistas, productores; productos en distribución activa en canastas normadas y controladas como son el pollo, la sal, el aceite, las pastas, la carne de res, etc, etc; artículos de aseo e higiene, medicamentos controlados por tarjetones.
Todos objeto de conversación y comentarios de todo tipo; entonces no demos más vuelta en torno a lo que la población fija e identifica como las prioridades que deben ser ordenadas.
Gracias
Muy bueno tu comentario Gabino, también hay que ir a los lugares de donde salen los recursos, que tanto le cuesta al estado, y que los que los encargados de hacer llegar al pueblo, se los roben,los pongan en manos se los delincuentes y se enriquezcan sin gastar una gota de sudor.
Estoy muy de acuerdo con las medidas tomadas, es cierto que el pueblo decia QUE PASA QUE NO VEN ESTAS COSAS, pero siempre tuve confianza en la Revolución de que si daria una estocada en el momento propicio, alguien se le ha ocurrido hacer un registro sorpresivo a los LCC en su vivienda hagánlo para que puedan constatar que si hay acaparamiento de verdad
Lo que necesitamos es que se acabe esta problemática situación que tanto afecta al pueblo trabajador que vivimos de nuestro salario y que verdaderamente tenemos que acudir a esta ilegalidad ya que no existe oferta en las tiendas ni como poder adquirir estos productos comestibles y de aseo personal que tanta falta le hace al ser humano y que esto que esta sucediendo en la habana es en todo el país no solo en la habana, y verdaderamente es bochornoso que se este comercializando por parte de algunas personas estos productos que debían estar en las redes de tiendas para la adquisición en nuestra moneda cubana y así acabaría esta tragedia de revendedera, si hoy nuestras tiendas estuvieran abastecidas esto no sucedería, pero como digo no en MLC sino en moneda nacional ya que los cubanos no nos pagan en MLC y no todos poseemos familia en el extranjero que nos recargue una tarjeta para comprar estos productos u otros que sean necesario.