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En el centro internacional de buceo María La Gorda, ubicado en Pinar del Río, se gestiona un turismo responsable en la preservación de la naturaleza y por ello desde el pasado año se emprenden acciones encaminadas a disminuir el impacto humano sobre el medio ambiente.
La puesta en marcha de una planta de tratamiento de aguas residuales y un incinerador, así como la ubicación, desde hace ya unos años, de boyas de atraque, son pasos importantes para estas atractivas instalaciones localizadas en la Reserva de la Biosfera Península de Guanahacabibes.
Con un costo de 175 mil pesos la inversión de la planta permite la eliminación de la carga contaminante en una zona de reconocida riqueza en especies valiosas y en peligro de extinción.
Anteriormente, las aguas se depositaban en pozos de infiltración, pero siempre había algún daño medioambiental, explica Néstor Armando Ordaz, jefe de servicios técnicos en el centro.
Según añade, la planta evita la incidencia medioambiental de una tonelada de desechos, cifra generada por María La Gorda con anterioridad.
En las cabañas y demás instalaciones se colocaron bombas sumergibles que llevan las aguas negras hasta la cisterna de arribo, donde comienza el proceso de tratamiento, el cual tiene como resultado un residual que pudiera ser empleado para labores de jardinería y fregado de equipo.
Al tratamiento de los líquidos se suma el incinerador, con el cual se puede evitar el vertimiento de desechos sólidos mediante la quema de 14 kilogramos cada 120 segundos.
Estas medidas están conectadas con la colocación, desde el 2009, de unas 26 boyas en puntos de buceo con el objetivo de proteger los corales de la zona. Esta acción se tomó como parte del proyecto internacional marino-costero Archipiélago del Sur.
Las señalizaciones ayudan a minimizar el impacto de las embarcaciones sobre los arrecifes, los cuales se veían afectados por las anclas de los barcos.
