Tania Crombet Ramos no es dada a las entrevistas. Prefiere resaltar siempre el quehacer de los demás, de su colectivo integrado por alrededor de 50 personas, de las cuales la mayoría son mujeres, y según su decir “magníficas madres, esposas, científicas”.
Por su aspecto físico juvenil resulta difícil imaginar que estamos en presencia de una científica de reconocido prestigio, una de las líderes de la vacuna CimaVax-EGF contra el cáncer de pulmón; también incluida en el grupo de los ocho académicos cubanos que en el año 2020 fueron seleccionados para integrar el Panel Internacional de Expertos como grupo asesor para el enfrentamiento de la COVID-19, y además miembro de la Academia Mundial de Ciencias desde enero del año en curso.
Tales éxitos no son fortuitos. Detrás de cada uno de ellos hay muchas horas de estudio y, prácticamente, una vida dedicada a la ciencia. Médica, especialista en Inmunología, directora de Investigaciones Clínicas en el Centro de Inmunología Molecular (CIM) y Heroína del Trabajo de la República de Cuba son a grandes rasgos el esbozo de su trayectoria laboral, que ha colocado al servicio de la salud pública cubana y de la Revolución.
Su paso por la escuela Lenin —hoy Instituto Preuniversitario Vocacional de Ciencias Exactas— le ha dejado huellas y amigos para toda la vida. Allí excelentes maestros moldearon su vocación que, inicialmente, resultó la Química. Luego y por determinadas circunstancias de la vida optó por la carrera de Medicina y, aunque prefería otras especialidades, al final se decidió por la Inmunología.
En la década de los noventa, cuando comenzó la especialidad, se vinculó en el Instituto Nacional de Oncología y Radiobiología al equipo que investigaba con mucho rigor y entrega sobre el cáncer, encabezado por los líderes científicos Agustín Lage y Rolando Pérez, “mis grandes profesores”. Era la época en que se construía el CIM, y Tania ya sentía pasión por las investigaciones, en particular por la inmunoterapia de cáncer.
De cuánto ha “pesado” su apellido en su intachable hoja de servicio, respondió: “Siempre decimos que Flor es el más ilustre de los Crombet”, pero sin duda alguna ese amor por la patria lo heredó de sus padres. Su papá, Jaime Crombet Hernández-Baquero, desde muy joven se entregó a las tareas de la Revolución como dirigente de la Federación Estudiantil Universitaria, de la UJC, del Partido, y posteriormente de la Asamblea Nacional del Poder Popular. “Por supuesto vivo muy orgullosa de ser su hija y creo no haberlo defraudado”,subrayó.
La COVID-19, un aprendizaje
A partir de la aparición en nuestro país del virus SARS-CoV-2 se creó un comité de innovación conjunto entre BioCubaFarma y el Ministerio de Salud Pública con el objetivo de proponer las nuevas investigaciones a desarrollar en este campo y revisar literatura, pues se trataba de una enfermedad desconocida, que reportaba una altísima mortalidad.
La doctora Tania se vinculó a este colectivo desde la segunda reunión. No se incorporó al grupo de las vacunas, pero sí al que trabajó en la introducción de algunos medicamentos en el protocolo cubano de manejo de la COVID-19, como el nimotuzumab y el itolizumab, dos monoclonales que reducían la tormenta de citocinas, causantes de la hiperinflamación y responsables de que el paciente pasara a formas severas de la enfermedad, así como de la mortalidad del grave y el crítico.
Los resultados no fueron personales —aclaró—, sino fruto de un equipo, el cual tuvo el encargo de realizar las investigaciones clínicas sobre el uso de estos dos monoclonales. “Implicó todo un reto, porque si bien teníamos una predicción teórica, también podía no funcionar.
“Fueron jornadas muy intensas (muchas veces virtuales, telefónicas) de interacción con quienes laboraban en las zonas rojas, en las terapias intensivas, pues se tomaban decisiones en tiempo real para conocer las dosis adecuadas, el esquema, el tipo de paciente que más se beneficiaba. Realmente fue un puesto de mando donde un colectivo enorme de compañeros se entregó, pero sobre todo aprendimos mucho de los médicos que allí estaban”.
Vacuna cubana CimaVax-EGF,un orgullo
En su caso una pregunta recurrente es sobre la vacuna CimaVax-EGF. “Como en todo lo que hacemos, formo parte del equipo, aquí no hay resultados individuales, pues hacer ciencia implica una construcción colectiva”.
Precisó que esta vacuna está registrada y disponible en nuestro país desde hace años, solo que el paciente debe cumplir determinados criterios para ser beneficiario, como el padecer de cáncer de pulmón de células no pequeñas y haber cumplido la terapia oncológica previa, entre otros requerimientos. “Hemos demostrado que tras cinco años de vacunarse, el 20 % de los pacientes están vivos, aun padeciendo un cáncer avanzado, lo cual es una supervivencia alta”.
CimaVax-EGF está registrada en Cuba y en otras seis naciones, y se encuentra en ensayo clínico en el Instituto Roswell Park, de Estados Unidos, donde se tuvo que empezar con una investigación diferente, pues allí se emplean otros monoclonales fabricados por empresas estadounidenses que nuestro país no puede adquirir debido al bloqueo.
“Por tanto, comenzamos una investigación fase I de demostración de seguridad y eficacia preliminar de la combinación de la vacuna con una de las moléculas que se usan en ese escenario. Ahora estamos demostrando que es inmunogénica, segura, y que beneficia a los pacientes”.
Heroína del Trabajo, un compromiso
El Título Honorífico de Heroína del Trabajo de la República de Cuba la sorprendió. “No esperaba tal reconocimiento, varios colegas empezaron a felicitarme —los doctores Gerardo Guillén, del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, y Belinda Sánchez, de mi centro, también Heroína— y no sabía por qué. De pronto alguien me dijo que la noticia había sido publicada en la Gaceta Oficial. Realmente, pienso que muchos de mis compañeros hubieran sido acreedores de esta condición, pues todos laboramos con la misma entrega.
“No creo que todo ello haya sido un gran sacrificio, quizás un poquito más de esfuerzo y de empeño al combinar los roles de hija, madre y esposa con el de científica, y para lo cual siempre he contado con el apoyo incondicional de la familia. Cuando por alguna razón no he llegado a tiempo, o he tenido que viajar a provincia o al exterior, siempre alguien ha asumido en el hogar.
“¿Sueños por cumplir? En lo individual me he dedicado más a las investigaciones sobre el cáncer —por ahora incurable—, que sí podemos controlarlo por un gran período de tiempo con medicamentos que no sean tóxicos. Soy una eterna insatisfecha. Tenemos registradas varias vacunas, como CimaVax-EGF y Vaxira, también registrada para cáncer de pulmón, no obstante estamos en el deber de seguir trabajando en busca de mejores herramientas inmunoterapéuticas para incrementar más la supervivencia del paciente con cáncer avanzado. Estoy convencida de que la inmunoterapia es capaz de controlar el avance y la progresión tumoral. Y ese es mi mayor empeño”.