A la ciudad de Camagüey, la tercera más poblada de Cuba, se le han acumulado los años. Cuenta ya con 500 calendarios y aún así sus calles y casas se las han ingeniado para mostrar una imagen juvenil, gracias, en parte, a esas inyecciones de reanimación en sus zonas más importantes: viviendas, zona comercial, espacios sociales y hasta en sus rincones culturales que sumaron más de 30 instalaciones reparadas.
La otrora villa festejó su cumpleaños por todo lo alto e inauguró variados espacios, pero muchas de esas ideas concebidas todavía no se ultiman y varios hombres siguen mezclando cemento, arena o mueven ladrillos. Sin embargo, Camagüey muestra la energía de lo nuevo, de lo atractivo.
Espacios temáticos
En la calle Ignacio Agramonte, en el parque ubicado entre los cines, en medio de la vorágine cultural de la cabecera provincial se acumulaban los deseos por hacer algo, pero la nada reinaba. Y con la intensión de revertir situaciones surgió la idea de erigir el paseo temático dedicado al cine, un proyecto cultural con el objetivo de crear un conjunto de servicios dinámicos con la imagen alegórica de este arte.
Se le buscó una coherencia, se ampliaron sus instalaciones para acercarse al público y se fue formando un simbólico y funcional paseo cinematográfico, porque ya esa expresión artística había transcendido la cultura local.
“Este proyecto es una manera de manejar la memoria de la calle y del gusto por el cine. De estimular, además, el uso creativo de las nuevas tecnologías en un bien común”, aclara el investigador de cine Juan Antonio García Borrego.
“Las salas – continúa explicando el especialista – se repararon con un esquema diferente al de antes: más pequeñas, pensadas para espectáculos, más sensoriales y propicias al manejo de los nuevos públicos”.
Las aceras, la imagen interior y exterior de cada una de las instalaciones de esa zona, los puestos de trabajadores por cuenta propia … todo refleja la historia del cine, la gracia del cine. En el Casablanca, la mitad del espacio se dedica a un multicine, con dos pequeñas salas de video y otra para proyecciones de 35 milímetros. También se levantará un bar que recuerda al de la famosa película homónima.
Aunque no se haya concluido todo, ese espacio acogió en su susurro nocturno eventos como el Taller Nacional de la Crítica Cinematográfica y proyectó en conjunto con el Chaplin, de La Habana, el estreno de Conducta, de Ernesto Daranas.
Y mientras algunos hombres aún mueven bloques y pintan fachadas, los agramontinos ya pueden romancear con el cine desde una butaca frente a una pantalla grande o cuando caminan por esa calle que muestra hacia fuera al cine.