Cuando Antonio llegó quejándose de que el humo del cigarro de sus compañeros de cuarto le irritaba los ojos y la nariz, la madre percibió dos peligros inminentes: el riesgo para la salud del hijo y la posibilidad de que se convirtiera en fumador, aunque nadie tenía ese hábito en casa y los perjuicios que causa el tabaco habían sido explicados muchas veces a los menores de la familia.
No estaba lejos de la verdad: unos meses después, sentados como buenos amigos, el adolescente le confesó que estaba fumando, conocía los daños a que se exponía, pero todos sus amigos fumaban y él no sería la excepción.
Disímiles pretextos exponen los adolescentes para iniciarse en esa práctica. Andresito, vecino de Antonio, afirmó que ese hábito se aprende desde joven, lo hace parecer más adulto y lo empareja con su novia, cuatro años mayor, mientras Marlon empezó probando las marcas que consumen los otros y se quedó con el hábito. La novia de Koki dice que él fuma con mucha “onda” y lo estimula constantemente a encender un nuevo cigarrillo.
Así constaté que en un edificio de 30 apartamentos, siete adolescentes de entre 15 y 19 años fuman abiertamente o a escondidas de sus padres. Se inician por motivos superfluos, pero después que probar se convierte en vicio es muy difícil dejarlo.
Casi todos empiezan siendo jóvenes
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el tabaquismo se inicia en los primeros años de la adolescencia. De los mil 100 millones de fumadores que hay en el orbe, el 90 % empezó antes de los 19 años.
Precisamente la campaña que promueve Cuba para este 31 de mayo, proclamado por la OMS como Día Mundial sin Fumar, se encamina a alejar a los niños y adolescente del humo de tabaco, dado los daños que causa en la salud de los infantes, más aún porque la mayoría no se evidencian en la salud del fumador o de quien está expuesto hasta años o décadas después de iniciarse el consumo.
Los pronósticos de esta propia organización advierten que por el aumento continuo de las tasas de fumadores adolescentes, cerca de 250 millones de personas que son niños, morirán en todo el mundo por causa del tabaco. Unos 700 millones de infantes, casi la mitad de los que viven hoy, respiran aire contaminado por humo de tabaco. Más de un 40 % del total tiene al menos un progenitor fumador.
La exposición al humo de tabaco ajeno es un grave riesgo para la salud infantil, afecta seriamente los pulmones de quienes están en proceso de desarrollo, causa irritación de la piel, ojos, nariz, garganta y mayor riesgo de enfermar si padece de alergias o tiene historia de problemas respiratorios.
Para los hijos de los fumadores aumenta el peligro de infecciones en el sistema respiratorio inferior, como la neumonía y la bronquitis, e incrementa las hospitalizaciones anuales.
Existe la posibilidad de que estos niños sufran una disminución de la función pulmonar y síntomas de irritación respiratoria, como congestionamiento nasal, tos, catarros, e infección del oído medio. En los asmáticos pueden crecer los síntomas y los episodios ser más frecuentes, mientras otros que no lo son pueden sufrir la enfermedad.
Varios especialistas afirman que el tabaquismo en la adolescencia puede ser un indicador de otros comportamientos de riesgos. Los cigarrillos se consideran como “droga de iniciación”, y su consumo suele preceder al de alcohol o de drogas ilícitas. Además, se vincula con la participación en peleas y/o en relaciones sexuales no protegidas.
La mayoría de los niños y adolescentes encuestados por instituciones de salud o por esta periodista tienen algún conocimiento sobre los peligros que representa para ellos el hábito de fumar o la exposición al humo ajeno, y se proyectan a no ser fumadores en el futuro; sin embargo, en la vida real, son fácilmente atraídos al consumo de cigarrillos.
Todavía en nuestro país no existen medidas severas y políticas públicas coherentes contra el tabaquismo. Tabaco y cigarros —además de las bebidas alcohólicas— son los únicos productos que siempre están en el comercio y la gastronomía a precios asequibles, si tenemos en cuenta el daño que causan directa o indirectamente.
Y existen estudios suficientes que justifican un cambio de la conducta pública y para elevar la autorresponsabilidad. Los realizados por el Instituto Nacional de Higiene, Epidemiología y Microbiología, revelaron que más de la mitad de las familias cubanas están expuestas al humo ambiental del tabaco, la cifra es un poco más alta en el caso de los niños y las embarazadas y en los adolescentes alcanza el 60 por ciento. Esos datos ubican a Cuba como el primer país de América con exposición al humo de tabaco en el hogar.
El tabaquismo involuntario o pasivo es una de las principales causas de enfermedades en los no fumadores, cuyo riesgo de padecer cáncer de pulmón se incrementa en 20 o 30 % y de enfermedades cardiovasculares en 25 por ciento.
Hay que preparar a niños y adolescentes para que puedan resistir la tentación que proviene de padres, amigos y la sociedad. La labor educativa más importante está en el seno del hogar, pero luego contraen iguales responsabilidades maestros, vecinos, adultos, las instituciones y organizaciones sociales.
El llamado es a crear ambientes libres de humo como única manera para protegernos de los efectos nocivos del tabaquismo pasivo.
Datos de interés
• El tabaquismo es causa principal o asociada de muerte por distintos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares y respiratorias. El pasivo causa 600 mil muertes prematuras por año en el mundo, el 31 % son niños.
• Tiene efectos nocivos sobre la salud reproductiva de las mujeres.
• La protección del humo de tabaco ajeno es el factor más fácil de prevenir para evitar la muerte prematura, la discapacidad y la enfermedad.
• En el humo de tabaco hay más de cuatro mil 500 sustancias químicas; al menos 250 son nocivas y más de 50 cancerígenas.
Algunos consejos
• No fume cerca de los niños.
• Proteja a las embarazadas del humo de tabaco.
• Fomente los ambientes libres de humo en su hogar, la escuela y los centros de trabajo.
• Ayude a que otros padres comprendan el serio riesgo que corre la salud infantil por la exposición al humo de tabaco ajeno.
Datos para preocuparse
• La III encuesta nacional de tabaquismo en jóvenes, realizada a adolescentes de entre 12 y 15 años en el 2010, mostró que el 9,7 % son fumadores activos, el 24,6 % ha fumado alguna vez, mientras el 10,7 % son susceptibles a iniciarse. Es alarmante el aumento de esas cifras en la capital del país.
• El 28,7 % de los padres de los jóvenes fuman. El 59 % de los adolescentes está expuesto al humo de tabaco dentro y fuera del hogar.
• El 93 % de los adolescentes sabe que fumar es dañino y el 90 % que la exposición al humo de tabaco ajeno es perjudicial.