Las autoridades sanitarias en la suroriental provincia de Santiago de Cuba se activan ante las evidentes tendencias en el incremento del número de pacientes confirmados y sospechosos al SARS-CoV-2 y la presencia de la variante ómicron en varias localidades del archipiélago.
Desde ayer entraron en vigor diversas medidas restrictivas encaminadas a propiciar el distanciamiento físico y reforzar cuestiones claves como la desinfección de manos y superficies, además del uso del nasobuco.
Entre las cuestiones dadas a conocer a la población de los nueve municipios de la provincia por diferentes vías están la prohibición de realizar actividades masivas que generen aglomeración de personas, la suspensión de los servicios de discoteca, y el cierre de bares, cafeterías y restaurantes que no posean ventilación natural.
Del mismo modo se reduce al 50 por ciento de sus capacidades los servicios de piscina y de transportación masiva de pasajeros con la exigencia mayor en estos últimos del uso de sustancias desinfectantes de manos a la entrada de los viajeros al vehículo.
En el sector del Comercio, con sus ofertas en cualquiera de las monedas que circulan en el país, deberá propiciar la organización de las ventas de productos de alta demanda de forma que no generen aglomeración de público.
A la par de ello se acelera la inmunización de la población con la dosis de refuerzo de las vacunas cubanas contra la COVID-19.
En el caso de los viajeros internacionales la provincia se apega a los protocolos establecidos en el país y actualizados recientemente por le Ministerio de Salud Pública.
Acerca del autor
Periodista cubana. Máster en Ciencias de la Comunicación. Profesora Auxiliar de la Universidad de Oriente. Guionista de radio y televisión.