Bárbara Vasallo Vasallo es probablemente de los periodistas que más veces dio cobertura a la presencia de Fidel en la occidental provincia de Matanzas.
Antes lo tuvo cerca, pero nunca como aquella primera vez en el año 1996. Ese día su corazonada de reportera de Radio 26 la llevó de madrugada a la sede del gobierno provincial en busca de noticias sobre el evento meteorológico Lily. “Yo bajaba las escaleras y de pronto siento que alguien pregunta dónde está el ciclón. Era Fidel. Enseguida reaccioné y lo llevé hasta el puesto de mando… Esa fue el inicio oficial de más de 20 coberturas.
“Los matanceros tuvimos el privilegio de su constantes visitas, muchas de ellas en tiempos de huracanes como la del Michelle, el 4 de noviembre de 2001, hace ya 20 años. Fue impresionante ver llegar al Comandante en Jefe en medio de la noche, y de ráfagas de vientos de hasta 200 kilómetros por hora.
“Se interesó por las medidas adoptadas por la Defensa Civil, los evacuados, la protección de instalaciones y decidió, acompañado también por la prensa extranjera, visitar a los turistas que se encontraban evacuados en Varadero.
“Los del Meliá Las América no podían creerlo. ¿Un jefe de Estado allí, en plena tormenta? Se preguntaron unos, mientras otros aplaudían y querían retratarse con el Líder de la Revolución…”.
La corresponsal jefa de la Agencia Cubana de Noticias (ACN) narra con sempiterna emoción el “extraordinario honor” de cronicar momentos hermosos de conversaciones entre Fidel y la poetisa Carilda, sus tantas participaciones en las llamadas tribunas abiertas por el regreso de Elián, o de tantos recorridos…
Precisamente lo primero que le tocó reportar en sus inicios en la actual ACN fue su visita a la escuela Marcelo Salado, en Cárdenas, el 6 de diciembre del año 1999, a días del naufragio del pequeño, retenido entonces en los Estados Unidos. “Estuvo en el aula del pequeño, vino a ver su pupitre vacío… Todo el mundo quería estar cerca de él… Yo estaba embarazada de mi segundo hijo… La gente me fue empujando y quedé casi frente a él. Mi barriga casi lo rozaba. Quiso saber de mi embarazo, del sexo del bebé y del futuro nombre. Se llamará Víctor, igual que su papá, así le respondí».
El sentido humano de Fidel, esa capacidad de escrutar en el alma de las personas, de recordarlas y preocuparse por ellas, su prodigiosa memoria, la propia Barbarita pudo experimentarlo. “Con una mirada penetrante, que jamás olvidaré, me preguntó: ¿Por qué estás tan delgada? Comandante es que mi padre está muy enfermo… Pero qué necesitas, qué te hace falta?…
Como si fuera poco, recuerda Barbarita, un año y pico después de nacido mi hijo, nos vimos en la inauguración de varias obras en Matanzas. “De pronto, Fidel me dijo, a ver, cuéntame, cómo está Víctor. Y yo, yo quedé perpleja. Cómo podía acordarse del nombre de mi niño y, además, tener la deferencia de interesarse por él.
“No tengo palabras para describir todo lo que sentí a su lado. Como periodista he escrito muchas cosas sobre él, pero jamás podré escribir lo suficiente. Tuve el honor de estar junto a él, de escucharlo, de vivir la intensidad de un montón de coberturas”, en todas las cuales Barbara honró el privilegio de darle a la noticia el valor de la prominencia de un hombre como Fidel.