Cuando alguien ha querido en estos duros años de Revolución sintetizar en un ejemplo que el pueblo cubano es solidario, suele exponer cómo cualquier persona, aunque no conozca a la otra que está necesitada de un medicamento, se lo brinda, lo mismo del que le sobró de su tratamiento, que de una parte del suyo con la esperanza de luego conseguir más.
Para quienes crean que esa característica se ha contaminado con egoísmo e individualismo porque la pandemia y el bloqueo han acentuado la pobreza, debieran tener en cuenta lo que dijo José Martí:
La pobreza pasa: lo que no pasa es la deshonra que con pretexto de la pobreza suelen echar los hombres sobre sí.
Esta deshonra en materia de medicamentos no es nueva, pues ya en octubre de 2019, hace casi dos años, el periódico de Villa Clara, Vanguardia, publicó Reventa de medicamentos: dilemas éticos y legales donde denunciaba:
La reventa de medicamentos en las áreas comunes Las Flores y Los Framboyanes, en la zona hospitalaria de Santa Clara, así como en casas particulares y otros sitios, se ha convertido en un fenómeno recurrente y a la vista de todos.
El periodista Narciso Fernández Ramírez expresó entonces sus opiniones a modo de preguntas:
¿Cómo resulta posible que esas cosas sucedan en Cuba, donde el sistema de Salud es gratuito y subvencionado por el Estado? ¿Es legal la venta de medicamentos fuera de las redes de farmacias? ¿Debemos admitirlo?
Otras ideas expuestas por el colega:
Cualquier medicamento que se comercialice en la llamada candonga u otro lugar no oficial no está certificado por el Minsap. Tampoco dispone, como es lógico, del método explicativo de las dosis y horarios en que debe ser administrado.
El personal calificado que indica el producto asume la responsabilidad ante cualquier reacción adversa, sea cual fuere la causa que la provoque. Incluso, de ser resultado del medicamento en cuestión, existe el control del lote y lugar de procedencia, lo que de inmediato se reporta a las autoridades competentes de Salud.
Y con preguntas, ofreció sus conclusiones:
Pero, ¿qué sucede ante una reacción adversa de uno comprado por estas otras vías? ¿Quién lo expendió? Nadie capacitado. ¿A cuáles dosis se administra? A las que la persona decida. ¿Quién se responsabiliza? ¿A quién exigirle, si se llega, incluso, al caso extremo del fallecimiento de la persona? Ni se enteran, y siguen vendiendo su veneno a otros.
Entre los comentarios digitales aparecían:
maría jesús:
La pregunta es, cuántos han sido procesados, a cuántos les han decomisado los medicamentos. Donde se vende de todo y casi todo, de procedencia dudosa, qué hacen las autoridades, qué hacen los que reciben un salario por garantizar el cumplimiento de la legalidad, los que deben proteger al pueblo, dónde está la policía (…)
Daniel Sánchez González:
El tema de los medicamentos en la población es un comentario diario, el cual ha creado un estado de opinión muy fuerte y sobre todo entre los que estamos enfermos. Es cierto que los medicamentos están escasos en la red de farmacias y también en los propios hospitales, pero los médicos los recetan y si no los buscas en el mercado negro, no haces los planes que te indican. Pero soy de la opinión que como mismo los enfermos y necesitados compran estos medicamentos de forma ilegal a los que ilegalmente también los venden, así también los órganos de inspección, la fiscalía y la Policía también los pueden encontrar y procesarlos, creo que el tema combustible era más difícil y en la medida de lo posible se ha ido resolviendo, entonces por qué las autoridades incluyendo por supuesto La Dirección de Salud, no toman parte en el asunto y regulan, supervisan, controlan, organizan, fiscalizan, etc. este problema.
Cada vez que se trata el tema las autoridades dicen, es la población la que tiene que denunciar las ilegalidades y eso no deja de ser parte de la verdad, pero la mayor parte la tiene que cumplir el Gobierno y sobre todo Salud y los Inspectores que se dedican a tomar medidas burocráticas y no hacen lo que tienen que hacer. Creo que esta batalla está por organizar y hacer cumplir lo establecido no decir más que es el pueblo el que tiene que denunciar a esos bandidos que lucran a cuenta de las necesidades de los enfermos. Enfrentemos el problema con valor y decisión
Casi dos años después de ese comentario digital de Daniel Sánchez González, encontramos en el periódico de Ciego de Ávila, Invasor, un reporte titulado Ante el robo y venta ilegal de medicamentos, debido proceso donde informa:
La apropiación indebida de medicamentos ha ocurrido en los hospitales provinciales Roberto Rodríguez, de Morón, y Doctor Antonio Luaces Iraola, de la cabecera provincial; y en varios centros asistenciales.
De ahí que durante el proceso investigativo se les han ocupado a trabajadores de la Salud de estas instituciones y al personal que está involucrado directamente en el enfrentamiento a la COVID-19 una cantidad importante de medicamentos que son imprescindibles para el tratamiento de los pacientes positivos al SARS-CoV-2.
Tal es el caso del Heberón, el Rocephin, la Azitromicina y bulbos de Atropina. Y no podemos, menos en las circunstancias en que estamos viviendo, permitir que personas inescrupulosas extraigan estos medicamentos de las salas o de los centros asistenciales para lucrar con ellos, o utilizarlos en beneficio personal, como ha estado sucediendo.
Y no solo son medicinas, también insumos como máscaras de protección, bránulas, catéteres y jeringuillas. La política penal con estos hechos se va a caracterizar por el rigor y la sensibilidad. Se tendrán en cuenta el contexto, la gravedad del hecho, las características personales de cada uno de los acusados, la edad, su condición social y conducta”, añade Alonso Rodríguez.
No solo son importantes las acciones para restablecer la legalidad, sino también las medidas organizativas a las cuales se refiere el propio periódico Invasor en Venta de medicamentos: analgésicos para las colas, y da una buena noticia:
Aun cuando no se ha incrementado la cobertura de medicamentos, más personas han podido adquirirlos esta semana, gracias a un nuevo sistema de venta que, todavía, adolece de recetas que calmen a todos.
“Antes, prácticamente todo se acababa al segundo día, y muchas veces reincidían las mismas personas. Ahora garantizamos que cada mensajero pueda beneficiar a su CDR, aunque, precisamente por eso, se impone un trabajo comunitario riguroso porque en la farmacia no se conoce a la comunidad, no podemos determinar quién necesita más una dipirona, por ejemplo, o quién es paciente post COVID”, sostiene Dulce María Fernández Martínez, directora de la Empresa Provincial de Farmacias y Ópticas.
Otra muestra de lo que se cosecha con la aplicación de medidas la ofrece el periódico La Demajagua en la provincia de Granma, con la información titulada Aplicarán riguroso plan de acción en red de farmacias de Granma:
Algunas de las medidas aplicadas de manera similar en años anteriores, incluyen el control de acceso a las unidades para evitar la entrada de personas ajenas a la institución, el fortalecimiento del trabajo de las farmacias con factores de la comunidad, es decir, de las denominadas comisiones Confianza creadas por los propios factores de la comunidad, para participar en el proceso de recepción de los medicamentos y no permitir errores en la recepción de estos.
Igualmente se evitará la divulgación de los medicamentos que fueron situados en las unidades hasta el momento de su venta, cuando el especialista técnico informará a los clientes las medicinas a vender y la cantidad, información que se actualizará cada dos horas; se harán controles sorpresivos integrales antes, durante y después del ingreso de los fármacos y la supervisión de su expendio.
Al unísono de la comisión Confianza funcionarios de la dirección provincial y de las estructuras intermedias van a estar monitoreando en las unidades la entrada de los productos, sobre todo de los más demandados como antipiréticos, antibióticos, vitaminas, antinflamatorios, y antihistamínicos, entre otros; también queda prohibida la posesión de recetas en blanco y el acaparamiento por parte de los trabajadores de las farmacias.
Se aplicará un sistema de vigilancia adicional para los medicamentos controlados por tarjetones (para enfermedades crónicas) y las personas identificadas como revendedores de esos tan demandados y necesitados productos serán denunciadas ante las autoridades competentes.
En resumen: Este virus (robo y venta ilegal de medicamentos) que ha «enfermado» los medicamentos está siendo enfrentado y no hay dudas de que será controlado, pero se requiere tomar experiencias para evitar que vuelva a resurgir «inesperadamente» a la vista de todos.
No olvidemos que ningún mecanismo es invulnerable cuando se trata de que quienes lo violan carecen de escrúpulos y de valores que hasta son capaces de justificar sus reprochables acciones con el pretexto de la pobreza.
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Acerca del autor
Licenciado en Periodismo y licenciado en Ciencias Sociales, autor de El Foro en Cubahora, jubilado y reincorporado en la Redacción Digital de Trabajadores, donde escribe las secciones LA GUAGUA y EN 500 CARACTERES, fue corresponsal del periódico Vanguardia en tres de las seis regiones de Las Villas, Jefe de Redacción fundador del periódico Escambray, Corresponsal Jefe de la Agencia de Información Nacional (actual ACN) en Sancti Spiritus, colaborador de Radio Progreso, Prensa Latina y Radio Sancti Spíritus; así como Jefe de Información, Subdirector y Director del periódico Vanguardia, donde administró sus foros de discusión.