El doctor Víctor Manuel Alonso Fernández es un joven galeno villaclareño que presta colaboración médica en el Distrito Capital de la República Bolivariana de Venezuela. Fue delegado al XX Congreso de la CTC y sus experiencias enaltecen al trabajador de ese sector.
Además de médico, Víctor coordina los servicios de salud en Barrio Adentro 1, de Caracas. La labor preventiva y educativa distingue su faena y la del grupo de colegas que lo acompañan en el trabajo comunitario.
Según comenta, atienden lugares de extrema pobreza donde convergen varios problemas y viven los pacientes con menos percepción de riesgo. Señala que hasta allí llega la Misión Milagro, detectando cataratas, pterigión y otras patologías afines. Además realizan las refracciones y le entregan en el momento el lente que necesita el paciente.
“A su vez, vinculados al programa del buen vivir del diabético, efectuamos pesquisas para diagnosticar quiénes padecen esta enfermedad. A ellos se les da seguimiento, orientamos cómo deben controlar su patología y cómo actuar ante las posibles complicaciones”, afirmó.
“Es un grupo multidisciplinario. Los angiólogos son decisivos, pues asisten a aquellos que presentan lesiones del pie diabético y utilizamos para su tratamiento el Heberprot-P, medicamento cubano de alta efectividad”, aseveró.
Para este médico la experiencia más importante de su misión ha sido las visitas familia por familia, práctica que confiesa lo ha hecho crecer profesional y humanamente. “Todos los especialistas de Medicina General Integral (MGI), acompañados de enfermeras, estomatólogos y técnicos de la salud, e incluso apoyados por profesionales del resto de las misiones, diagnostican los núcleos familiares. Los problemas más frecuentes detectados son el embarazo en la adolescencia, jóvenes con varios hijos, los diabéticos e hipertensos”, aclaró.
Para prevenir estos casos de salud efectúan actividades de promoción. “En primer lugar explicando los riesgos de una gestación a temprana edad, también para evitar que vuelvan a embarazarse y cuando ya existe la gravidez tomar todas las medidas para que sea satisfactoria. Entre ellas indicar la dieta, los análisis complementarios, así como la frecuencia con que deben asistir a las consultas. Además a las jóvenes madres se les prepara para asumir el cuidado del recién nacido.
“Al diabético se le orienta la dieta, que debe tener seis frecuencias diarias, pero balanceadamente; el cuidado de los miembros inferiores, secarse bien los dedos de los pies después del baño, realizarse exámenes complementarios como la glicemia, el fondo de ojo, perfil renal, ultrasonido de riñón y electrocardiograma, entre otros procederes”, apuntó.
Más allá de las enfermedades…
Curar y sanar va más allá de lo que hacen nuestros colaboradores con su esteto o esfigmo. Es significativa la coordinación que existe entre los trabajadores de la salud con el resto de las misiones cubanas: Cultura Corazón Adentro, Barrio Adentro Deportivo, Misiones Educativas (Sucre, Robinson y Ribas).
“Mientras los médicos realizan sus consultas en estas comunidades, los profesionales de esas misiones ofrecen actividades culturales, deportivas, y las educativas captan al adulto mayor para que se incorpore a alguna forma de superación, a los adolescentes que dejaron los estudios tratan de encauzarlos en alguna opción de estudio e igual a aquellos que puedan ingresar a la universidad”, explicó.
La visión integral del hombre, donde se incluye su bienestar y el estado psicológico es una preocupación de los médicos cubanos. Es ver al ser humano como un ente biosicosocial, razón por la que entre sus prioridades está la atención múltiple.
El doctor Alonso o Cuba
A Víctor Manuel Alonso le dicen el doctor Alonso, pero algunos le llaman Cuba. Comenzó su colaboración en el estado Portuguesa, en el municipio de Araure, hace casi tres años. Quienes lo conocen revelan que aunque por modestia no quiere contar la historia, es un médico aclamado. Aseguran que cuando pasó a ocupar su responsabilidad actual y tuvo que dejar el lugar en el que prestaba atención médica, la población pidió a las autoridades que no lo cambiaran y exaltaban sus cualidades. Sencillamente no querían que se fuera de Araure.
Según dicen se ganó el cariño, admiración y el respeto de sus pacientes caminando las comunidades insalubres, hacinadas y de asentamiento espontáneo. Conocía a todos, estuvo al tanto del padecimiento y las características de cada familia. Era el cubano que les salvaba la vida y los convertía en seres humanos, los atendía, los entendía. Se volvió amigo, hermano, consejero…
Para Víctor esto no era nada nuevo ni extraño. En la comunidad Las Cajas, del poblado de Mataguá, en el municipio de Manicaragua, donde laboraba en Cuba, se le recuerda aún por similar comportamiento.
Es que sencillamente el contacto con la población, la entrega a un paciente, la dedicación y profesionalidad en el tratamiento es parte de la formación de este galeno, preceptos de la ética médica cubana que Víctor y el resto de los colaboradores llevan en su mochila a cualquier parte del mundo donde brindan sus servicios.
Sus experiencias demuestran la consolidación y valía de un proyecto humanitario que idearon el líder histórico de la Revolución cubana Fidel Castro Ruz y el Comandante eterno Hugo Chávez Frías, programa que ha hecho vibrar a un continente.