Una reciente denuncia de espionaje entre aliados conmovió recientemente a Europa, sobre todo por no entenderse que tal cosa suceda entre países que forman parte de la Unión Europea (UE) y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Aconteció días antes de la reciente cumbre de la organización bélica celebrada en Bruselas pero no fue tema de discusión entre los participantes, lo que coincide con el “noble” tratamiento dado por la prensa europea y estadounidense a un tema que desde cualquier punto de vista es un escándalo.
De haber sido la protesta de algún disidente de Bielorusia o la Federación Rusa se le hubiera dado especial atención en los espacios estelares de la radio, la televisión y la prensa escrita, especialmente de los países miembros de la Alianza
Sin embargo, es como si no hubiera ocurrido, aunque algún que otro comentarista internacional no solo mencionó el hecho, sino que recordó que no es primera vez que acontece.
Conforme a los datos de la investigación interna de la inteligencia danesa, Copenhague facilitó a EE.UU. el acceso a sus sistemas de comunicaciones para que pudiera vigilar a sus vecinos europeos.
Espiaos los unos a los otros
Entre los políticos espiados por la NSA, gracias a esa cooperación, están la canciller alemana Angela Merkel, el entonces ministro de Exteriores y actual presidente alemán Frank-Walter Steinmeier y el exlíder de la oposición alemana Peer Steinbrueck, entre otras prominentes figuras políticas de esa nación.
Los estadounidenses también intervinieron en las comunicaciones de altos funcionarios de Suecia, Noruega y Francia, de acuerdo con los datos estudiados, que abarcan los años 2012 y 2014.
De cada una de las naciones espiadas y de aquella que ordenó que lo fueran estaban los máximos representantes sentados alrededor de una mesa en los recientes encuentros de la UE y de la OTAN, como buenos amigos, que no habían podido reunirse por culpa de la pandemia para tratar como plato fuerte qué hacer con Rusia y China.
La revelación del escándalo desató críticas por parte de los líderes europeos. Así, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, afirmó que tal comportamiento por parte de EE.UU. sería «inaceptable».
Por su parte, la canciller de Alemania, Angela Merkel, dijo estar de acuerdo con la postura de Macron sobre el asunto. Pero estas declaraciones fueron antes de la cumbre de la OTAN y del Grupo de los Siete, celebrada unos días después.
Eso sí, todos los participantes de uno y otro encuentro, como un coro musical, repitieron lo que ha sido una constante en los discursos del presidente estadounidense, Joe Biden, quien en reiteradas ocasiones ha señalado como sus principales rivales en lo militar y en lo económico a la Federación Rusa y la República Popular China.
Cosas de estos tiempos
Cosas de estos tiempos. Después vendrían nuevas provocaciones como la del barco de guerra británico paseando por el Mar Negro, muy cerca de las costas de Rusia. El que apareciera en una parada de bus en Gran Bretaña documentos top secret en el que se daba toda la información sobre ese incidente y las maniobras que llevaría a cabo la OTAN en ese mismo mar como provocación a la Federación Rusa.
O como señalara el colega español Luis Gonzalo Segura, ex-teniente del Ejército de Tierra de España en reciente artículo;
“En ningún caso puede considerarse un incidente menor ni tampoco un episodio aislado, pues se trata de uno más de las decenas de incidentes que se han producido entre la OTAN y Rusia en las proximidades –o el interior– de esta última desde la crisis de Ucrania. Episodios que son juzgados, a conveniencia, con dureza o tibieza en medios occidentales.
Si la OTAN realiza ejercicios mastodónticos junto a la frontera rusa con innumerables efectivos, vehículos, buques y aeronaves se trata de maniobras legítimas, habituales e inocuas –como los Defender Europe–, pero si los rusos realizan ejercicios en su propio territorio, entonces están provocando una Tercera Guerra Mundial.
Así son estos tiempos, donde además de la pandemia se mantienen los planes para desestabilizar naciones, calificadas como enemigos, e imponer al mundo la ley del más fuerte.
Esto nos da idea de lo «hipócratas» que son tanto unos como los otros y de la debilidad(una vez más de la UE).El gobierno de Alemania, mucho ruido, pero nada más , porque EE.UU son sus «hermanos», los que la ayudaron (en la època de la Guerra Fría) a convertirse en una potencia y a hacerle frente a la RDA y los que la apoyaron cuando se cayó el Muro ,en 1989 para «solucionar» según palabras de Helmut Kohl la cuestíon alemana , es decir la reunificacíon bajo la RFA, no al revés.