Ninguna actividad del quehacer cotidiano está exenta a la compleja situación epidemiológica que afronta el país.
Si bien los establecimientos comerciales ofrecen sus servicios, los medios de transporte urbano cubren su habitual itinerario y transcurre el ir y venir de personas por calles y avenidas, no es menos cierto que aun cuando fluye la vida, la agenda diaria de los cubanos y cubanas continúa marcada por el contexto que desde hace casi 15 meses ha impuesto el impacto de la COVID-19.
Tal realidad reafirma cada vez más la absoluta validez del actuar responsable y disciplinado de todos, tanto en espacios colectivos a muchos de los cuales necesariamente tenemos que acudir, como en los propios hogares e inclusive en oficinas y otros sitios reducidos.
Se ha reiterado por la máxima dirección del país, así como por directivos y especialistas de Salud Pública e instituciones científicas que el resquebrajamiento de las medidas sanitarias, independientemente de quien las transgreda, constituye una brecha segura para propiciar la entrada de un virus con impredecibles consecuencias.
Acerca del autor
Graduado de Licenciatura en Periodismo, en 1976, en la Universidad de La Habana. Hizo el servicio social en el periódico Victoria, del municipio especial isla de la Juventud, durante dos años.
Desde 1978 labora en el periódico Trabajadores como reportero y atiende, desde 1981 temas relacionados con la industria sideromecánica. Obtuvo premio en el concurso Primero de Mayo en 1999 y en la edición de 2009. Es coautor del libro Madera de Héroes.