Hace una semana el número mil se ha fijado sobre la isla con la maligna referencia a los nuevos casos de Covid-19, y aunque hace un vaivén cada día, no parece desmayar en su desatino de propagación. Quizá hasta tenga construido un montículo en La Habana para olfatear las debilidades del resto de las provincias y soplarles el Sars Cov 2.
La capital, que reporta la mitad de todos los contagios no parece encontrar contención a una pandemia con probada eficacia para la propagación y la transmisibilidad.
Granma, Matanzas, Santiago de Cuba, Pinar del Río y Sancti Spíritus mantienen cifras elevadas de nuevos casos; y según he visto, con la victoria muy deseada y merecida del equipo Granma, el pueblo se ha lanzado a la calle y forma las moloteras, prácticas factibles para acelerar aún más la transmisión de la enfermedad.
Y como suben los contagios, hay un reflejo elocuente en niños, adolescentes y ancianos, que desde hace mucho tiempo acariciaron el 100, y a él se han apegado. ¿Hasta cuándo? ¿Qué hacer? La prensa, las conferencias y las medidas gubernamentales no pueden con eso. Hay que reinventar medidas más drásticas.
Solo los resultados alentadores de los candidatos vacunales Soberana 02 y de Abdala sacan a la luz una esperanza para frenar la Covid-19, pues al terminar la primera etapa de intervención en municipios de tres provincias orientales también, se comprueba la alta seguridad y se prueba su eficacia. En 28 días se comienza a investigar la eficacia de Adbala, según explicó la Doctora en Ciencia Miladys Limonta, gerente del proyecto de candidatos vacunales del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología 8CIGB).
Al término de la primera fase de intervención en el oriente del país, se han detectado doce personas reinfectadas después de la primera dosis de Abdala; no se han reportado eventos adversos, y su eficacia se evalúa si al término de la tercera dosis se cumple entre el 80 y el 90 % de eficacia, es decir, no se producen eventos como los mencionados, lo que daría paso a un tiempo para su presentación y aprobación por parte de la autoridad reguladora, explicó Limonta.
Una de las ventajas de estos candidatos vacunales (cuando se aprueben como vacunas) es que se pueden reactivar, al igual que la pentavalente y la anti hepatitis B; y no hay obstáculo que pare el acceso del inmunizante a toda la población seleccionada, ni ríos ni montañas, porque se traslada adecuadamente, precisó la doctora.