En vísperas del 2 de abril, Día internacional del libro infantil y juvenil (aniversario del nacimiento del escritor danés Hans Christian Andersen), y del 4 de abril, aniversario 60 de la Organización de Pioneros José Martí, un jubilado del sector de la gastronomía festeja estas fechas con versos para los más pequeños.
Alguien dijo que para niños hay que escribir, no igual que para adultos, sino mejor. Por esa máxima al parecer se guía el poeta José Ramón Rodríguez Espinosa (Venegas, Sancti Spíritus, 1948; residente en Alamar, La Habana del Este), quien es además uno de los Poetas amigos de la Peña del Grupo Ala Décima, y de ellos, uno de los más activos en las acciones poéticas que se realizan en estos tiempos de la pandemia. Disfrutemos su conmovedor poema:
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SUS AVÍOS A LA PLAYA
Yo vi a una niña llorosa
en la arena con harapos,
una muñeca de trapos
y en cada trenza una rosa.
Con expresión dolorosa
hurgaba triste en el cielo
como el que busca consuelo.
Paralizada de espanto,
la brisa le seca el llanto
porque no tiene pañuelo.
Un pescador con tarraya
lanzaba de cierta altura
con el agua a la cintura
sus avíos a la playa.
Le gritó al hombre: —¡Canalla,
un verdugo me pareces!
Él insistió varias veces:
—Ven, yo te puedo enseñar.
—¡Señor, no vine a pescar,
vine a jugar con los peces!
Respeto al poeta y trovador
«Un jubilado gastronómico y sus versos para niños»…
y un pescador con enfado alejado del trasmayo.
Enternecido pescador,
Dejó el trasmayo, dejo to’,
Dejó el mar; pero a la niña
mostró su excelencia de nadador.
Cielo, aire, agua, vida.
Cantar, lanzar el artificio,
Pescar alimentar sin sacrificio
Forma sana, clara, nada pérfida.
No es criar, amamantar, alimentar
Gallinas, cerditos, chivitos.
¡Traición! a su lado crecer,
Ser de su cuerpo un costado
Y luego con traición pagarles
con deseos perversos desatados,
Cuando a uno en asado deleitarle.
Cuando consumada tanta desgracia,
Convoca debajo del mamoncillo,
Un jorgorio, guateque con guitarra.
Y te animan a festejar pena en
A tanta belleza campestre.
Pobrecito aquellos que la industria tritura, mezcla,transforma, deforma. Después en gastronomia…
¿Saben con qué alimentan?.
Cosas sin entorno, pimienta.
Sentimiento sin cultura,
Sin finura del paladar,
Que el no saber sustentan.
Al final la niña languidece,
De dolor padece, enflaquece.
Hasta que un agujero negro,
Consuma su fulgor de estrella,
Sin ella, dejar el mar, el campo, dejar el restaurante.
Dejar trasmayo, de atrapar aliento.
Gracias con respeto al trobador.