Por Felipa Suárez Ramos y Walkiria Juanes Sánchez, estudiante de Periodismo
Constantino Hermida Moreiras recuerda con cariño los muchos años dedicados al quehacer sindical. Sus primeros pasos en ese mundo, para él apasionante, los dio cuando con 15 años de edad comenzó a trabajar en el mantenimiento de elevadores en la Otis, Elevator Company, e inmediatamente se integró a la Sección Obrera del Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MR-26-7).
No habían transcurrido aún 12 meses cuando abandonó esa labor para comenzar como ayudante de instalaciones en la planta de Naranjito, el mayor centro de la Cuban Telephone Company en el país —actualmente lleva el nombre de Claudio Argüelles Camejo—.
Eso fue posible tras haber vencido, con muy buenos resultados, un examen convocado por la compañía ante la necesidad de incrementar su personal para garantizar el gran proceso de ampliación en que se encontraba inmersa. Posteriormente Hermida pasó a desempeñarse como ayudante en el mantenimiento de pizarras.
Mas no fue hasta el 1º de enero de 1959 que se integró directamente a la dirección sindical, ante el llamado del MR-26-7 a tomar revolucionariamente los locales de los sindicatos y las federaciones, lo cual, en el caso de los telefónicos, se realizó de inmediato y armados, porque sus direcciones eran probatistianas y los revolucionarios querían evitar que los sorprendieran.
“Rápidamente se convocó a una gran asamblea en el teatro de la CTC, con la asistencia de miles de trabajadores. Allí se les comunicó que ya el sindicato era de la Revolución y sus locales habían sido tomados por el 26 de Julio, pero que todavía se mantenía la vieja dirección y era necesario efectuar asambleas en todos los centros para elegir una nueva”.
Como resultado del proceso eleccionario, Constantino integró el ejecutivo de la Federación Telefónica, como secretario de Finanzas, responsabilidad que poco tiempo después, debió simultanear con la de secretario de Estadísticas y Asuntos Laborales de la CTC nacional, para la cual fue elegido en el X Congreso Obrero, celebrado en noviembre de 1959. Una vez finalizado ese mandato, permaneció en el ejecutivo del sindicato de su sector, del cual incluso llegó a ser secretario general. Como cuadro profesional se mantuvo hasta que se acogió a la jubilación.
La defensa de los trabajadores
“En aquella época todos hacíamos de todo, sin importar si se trataba de algo relacionado con nuestra responsabilidad personal, pues ante una tarea la totalidad de las fuerzas se concentraban en esta, sin dejar de responder también por la labor que normalmente correspondía a cada cual”.
Tan larga trayectoria dentro del movimiento sindical, en momentos de tanta entrega y los frecuentes contactos con los trabajadores, fundamentalmente en sus asambleas, hacen de Constantino Hermida Moreiras una voz autorizada cuando de valorar el papel del sindicato y de los dirigentes de este se trata:
“Desde que triunfó la Revolución, el papel del sindicato en nuestro país siempre ha sido el de contrapartida de la administración; contrapartida, no enemigo. Esa fue nuestra labor en múltiples formas, de acuerdo con las situaciones que se presentaran; contrapartida de verdad, no de mentirita. Lamentablemente, muchos dirigentes sindicales no han sabido serlo, ni tampoco se les ha preparado debidamente para el cumplimiento de su misión.
“Ser contrapartida es pararse ‘bonito’ ante la administración cuando de defender los derechos de los trabajadores se trata, porque de ellos depende que la nación avance y se fortalezca política, económica y socialmente”.