La respuesta sigue siendo la misma, y no por reiterada, deja de tener su trascendencia: aún con la aplicación de las vacunas, tenemos que seguir usando los medios y las medidas de protección individuales y colectivas, afirmó el doctor Durán durante la conferencia de prensa de este lunes.
Febrero se ha disparado y marca las peores estadísticas de la pandemia en Cuba, con una cifra de fallecidos superior a enero (que era el mes más alto) en 14 muertes, para totalizar 84, pues este lunes, Durán ofreció las condolencias a los familiares y amigos de cuatro muertos.
Falta una buena batalla, y estamos seguros de que la vamos a ganar, precisó el doctor Francisco Durán al responder la pregunta de un colega del periódico Invasor, de Ciego de Ávila, y ratificó que la vacuna más segura es la de la responsabilidad y el autocontrol: uso del nasobuco, lavado de las manos y distanciamiento social.
Este lunes sigue preocupando la cantidad de menores de 18 años que se contagian, ya que de los 108 que tienen menos de 20 y han enfermado, 91 están en edades pediátricas (tres lactantes entre ellos) y es muy lamentable que un adolescente se encuentre en estado crítico, aunque estable, aclaró Durán, y dos graves. Son cifras que erizan la piel a cualquier ser humano.
“Cuando no debían exponerse, sino estar debidamente protegidos”, sin salir del hogar y sin contacto con personas que no sean estrictamente los que los atienden, abogaba Durán.
Otro grupo de altísimo riesgo es el de los mayores de 60 años, del cual se diagnosticaron 158 positivos, “personas que tienen comorbilidades”, dijo el doctor, y pueden complicarse aún con los mejores tratamientos, a quienes hay que proteger y “debían estar tranquilitos en sus hogares”.
Aunque la cifra de contagios disminuyó este domingo, respecto al día anterior, no es de confiar que siga bajando, pues en los últimos meses ha habido un brusco vaivén, por lo que no debemos hacer falsas expectativas y seguir con la aplicación de medidas con los violadores de lo indicado.
La dispersión de la Covid-19 en todo el país es una constante en los últimos días y ni siquiera las provincias que estaban más controladas, han podido seguir reduciendo la propagación.
De La Habana, que decir ya. Una provincia con colindancias municipales casi imperceptibles, alto índice de población y mucho movimiento, y donde evidentemente la percepción del riesgo no ha calado en la mayoría de sus habitantes. Solo medidas más restrictivas podrían llevar a la reducción de los casos.
Mientras, estamos todos sometidos al posible contagio y al estrés de una pandemia que en febrero se ha llevado casi a un centenar de cubanos, y no cede en su ambición de enfermar a muchos más.