Desde el pasado viernes 5 las noches capitalinas han cambiado.
Si bien los anocheceres no son tan apacibles –parodiando el título de la conocida novela rusa– porque quienes aun están en la calle se apresuran a llegar a sus destinos, basta con que el habitual cañonazo de las nueve retumbe en la ciudad para que cese todo movimiento de peatones y vehículos.
La urbe se convierte en una casi impresionante foto fija. Su alentar solo puede percibirse por el aletear de alguna brisa entre las copas de los árboles o por el titilar de las estrellas, que, cuando son visibles, también parecen haber adquirido un ritmo más pausado en sus destellos.
Las máximas autoridades del Consejo de Defensa Provincial de La Habana decretaron la restricción total de movimiento de personas y vehículos desde el pasado viernes, en el horario de 9:00 p.m. a 5:00 a.m., atendiendo a la complejidad epidemiológica que afronta la ciudad.
El fotógrafo de Trabajadores, Joaquín Hernández Mena, recogió en bien logradas imágenes de luces y sombras, donde casi puede palparse la quietud y el silencio, cómo se aprecia la Habana por estos días.
«Si todos actuamos consecuentemente con las medidas aprobadas y con la autorresponsabilidad que ha caracterizado siempre al pueblo de la capital, no tenemos dudas que nosotros superaremos este momento y estamos seguros que una vez más alcanzaremos la victoria», afirmó el Gobernador de La Habana, Reinaldo García Zapata, al concluir el programa radiotelevisivo Mesa Redonda del viernes 5.