El 7 de febrero poco más de 13 millones de ecuatorianos estarán habilitados para elegir a las nuevas autoridades de ese país sudamericano en unos comicios marcados por la pandemia provocada por la COVID-19.
Ese día los ecuatorianos deberán recibir cuatro papeletas: presidente y vicepresidente, asambleístas nacionales (la mayor, pues hay 4 mil 312 candidatos para optar por 137 curules), asambleístas provinciales y parlamentarios andinos, pero esta última no llegará.
Según Enrique Pita, vicepresidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), el compromiso con el Parlamento Andino “no podrá ser llevado adelante en primera vuelta, sino que tendrá que hacérselo en una segunda vuelta”. Y si esta no fuera necesaria, habría que organizar nuevos comicios solo para ese apartado, dijo.
Este cambio de última hora confirma que el camino para llegar a estos comicios ha sido escabroso debido a irregularidades en el CNE y a decisiones de inhabilitación como la que concierne al expresidente Rafael Correa, quien afirma haber sido víctima de una vendetta política del actual mandatario, Lenín Moreno.
Entre las polémicas figuran también las limitaciones impuestas al voto de ecuatorianos en el exterior, denunciadas por el candidato presidencial por el movimiento Centro Democrático, Andrés Arauz: “Llamamos a los observadores internacionales y a toda la comunidad internacional a estar vigilantes de que no se excluyan los derechos de participación política de nuestros migrantes en el exterior”, señaló.
Otras personalidades como el presidente del Centro Democrático, Enrique Menoscal, y los candidatos al Parlamento Gustavo Mateus, Mauricio Zambrano y Mónica Palacios, secundaron la denuncia acerca de maniobras gubernamentales y de sectores que pretenden impedir el pleno acceso del electorado.
Arauz también ha pedido a las misiones de observación electoral que ya están en Ecuador que detengan lo que calificó de censura a sus propuestas políticas, en referencia a la decisión de suspender la difusión de cuatro spots en los que aparece el expresidente Correa.
A pesar de esas maniobras, la encuestadora Comunizaliza reportó que buena parte de los electores entregarán su voto a Arauz, quien milita en el partido Unión por la Esperanza (Unes) y ha sido claramente identificado con la opción correísta. Vale recordar que el joven economista ocupó altos cargos durante el mandato de Rafael Correa y se presentó como candidato a la presidencia luego que el líder natural de la Revolución Ciudadana se viera impedido de participar.
Otros sondeos de intención de voto pronostican que de los 16 binomios presidenciables los mejores resultados podrían ser para Arauz, quien recibiría entre el 37 y el 39 %; seguido por Guillermo Lasso (Creo) y Yaku Pérez (Pachakutik). Los dos últimos conseguirían el 20 % cada uno. De cumplirse tales vaticinios, habría segunda vuelta (11 de abril), pues para tener un ganador se precisa que obtenga al menos el 40 % de los votos válidos y una diferencia del 10 % con su contrincante más cercano.
Luego de que el presidente Lenín Moreno, antiguo aliado de Correa, revelara su verdadera filiación política y aplicara medidas de corte neoliberal que vetó proyectos sociales impulsados por su predecesor, lo que está en juego hoy es el regreso al poder de fuerzas y visiones progresistas.
Y tal como subrayó la asambleísta ecuatoriana Esther Cuesta, el triunfo del candidato de la Unión por la Esperanza representaría además el retorno de Ecuador al camino de la integración latinoamericana. El país salió de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba-TCP) en el 2018 y abandonó la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) en el 2019 por mandato de Moreno, quien colocó a la nación en la primera línea de ataque contra la Revolución Bolivariana y en la órbita de los Gobiernos que apoyaron las peores políticas de Donald Trump para la región.
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