Falta de responsabilidad individual ante la COVID-19

Falta poco para que se cumpla un año de la presencia de la COVID-19 en Cuba. Las autoridades sanitarias, el Gobierno y los medios de comunicación de nuestro país han identificado la necesidad de realizar una profunda labor de divulgación acerca de la enfermedad y cómo contenerla, en la cual se continúa trabajando. Todos de forma directa o indirecta hemos estado enfrentado al virus.

Hoy La Habana es de las provincias del país que mayores cifras de casos positivos reporta diariamente, y se afirma que una parte de ellos es consecuencia de la disminución de la percepción de riesgo en nuestra población. No coincido totalmente con el argumento de que no hay percepción de riesgo, aunque debo reconocer que esta ha disminuido al igual que la responsabilidad con la salud colectiva e individual.

Conocemos cuáles son las vías de contagio de la pandemia y los riesgos que representan determinados comportamientos, los cuales pueden conducir a padecer la enfermedad y transmitirla a las personas que conforman el núcleo familiar, laboral o de amigos.

Se ha trabajado en la educación sanitaria de la población cubana y en la promoción de comportamientos que corten la transmisión y la duración de este rebrote, que considero no ha sido por falta de conocimiento o de percepción de riesgo, sino por falta de responsabilidad, de una actitud constante en velar nosotros mismos por nuestra salud, haciendo responsable de la misma a cada ciudadano y grupo poblacional. Tenemos el deber de no dejar recaer en los trabajadores de la Salud y la dirección del país, a cualquier nivel, la responsabilidad de nuestras vidas.

Ahora las escuelas están cerradas, pero se ven estudiantes en la calle, unos juegan, otros pasean y muchos se reúnen sin medios de protección y sin cumplir el distanciamiento social, y no se aprecia el tan necesario control social.

¿De quién es la responsabilidad?

La responsabilidad es de todos y de cada uno de nosotros, de nuestras familias, de nuestros grupos en la comunidad donde vivimos y trabajamos. Nos toca a todos velar porque se cumplan las medidas sanitarias y otras de carácter social.

En días pasados leía un artículo de la DrCs. Silvia Martínez Calvo donde la autora refiere:

» es difícil aceptar el criterio rotundo de la carencia de percepción de riesgo en la población cubana, tal como se asevera con insistencia. Término vinculado estrechamente con elementos sociales y psicológicos ineludibles, que no deben reducirse solamente al ámbito de comportamiento y que, por supuesto, se manifiestan con sólidas diferencias en los grupos poblacionales. Si esto es así, mi reclamo es que se precise a qué grupo poblacional se alude, para considerar que nuestros ciudadanos carecen de percepción de riesgo. Al parecer, el reiterado criterio tiende más a las percepciones individuales del riesgo que a los aspectos del ambiente social y cultural, como componente del contexto donde se da la percepción de riesgo».

(Tomado de Tribuna de La Habana)