Inesperada y conmovedora la noticia. El fallecimiento de Víctor Bordón Machado, Comandante del Ejército Rebelde, sorprendió a todos. Para los villaclareños será difícil acostumbrarnos a no tenerlo inaugurando obras, impulsando ideas, concretando proyectos…
Lo conocí cuando se construía el Memorial donde reposan los restos del Che y sus compañeros de guerrilla. Desde aquel entonces me asombró su optimismo, su posición indeclinable de principios, y a su vez su pensamiento abierto a los cambios y sentimientos de justicia.
Sin duda, estas cualidades que lo acompañaron siempre lo convirtieron en el fundador del primer núcleo guerrillero en el territorio, al integrar a un grupo de jóvenes contrarios al régimen de Batista, que comenzó a actuar el 27 de noviembre de 1956, en el municipio de Quemado de Güines, su pueblo natal, y con el que realizó diversas acciones durante el año 1957 y principios de 1958.
El 8 de abril de 1958 atacó el cuartel de Quemado de Güines, y aunque no pudo tomarlo por la escasez de armas y pertrechos, actuó como apoyo a las acciones de la Huelga Revolucionaria del 9 de Abril.
Fue Bordón el combatiente que sin pensarlo, como él decía, tomó la mejor decisión de su vida al unir su tropa a la de Ernesto Che Guevara para lograr la unidad en Las Villas, y al serle incondicional.
“Cuando vi a aquel argentino delante de mí con asma, casi sin respirar y hablando bajito, explicándome que había que arreglar las cosas, empezar por casa y entonces me degrada de comandante a capitán, no supe que pensar, pero a pesar del disgusto que pude haber tenido, sin pensarlo mucho decidí seguirle.
“Tenía razones para admirarlo. Era un hombre que no había tratado nunca, además lo mandaba Fidel, no era cubano y luchaba por Cuba”, así hablaba del primer encuentro, con quien fue su jefe entrañable, en la finca Las Piñas en Güinía de Miranda, el 17 de octubre de 1958, horas después de que el Guerrillero Heroico llegara al macizo montañoso del Escambray.
También capturó a Joaquín Casillas Lumpuy, el asesino de Jesús Menéndez. Su anécdota de aquel acontecimiento deja ver a un combatiente que sabía contener la ira ante un asesino.
“Hubo que proteger a Casillas. El pueblo quería ajusticiarlo, pero el Ejército Rebelde tenía la ética de preservar la vida de los detenidos y entregarlo a los Tribunales Revolucionarios”.
Bordón se opuso a la dictadura batistiana, tenía la convicción de que lo hacía por la justicia, y contra crímenes y atropellos. En 1955 crea la primera célula del Movimiento 26 de Julio en Quemado de Güines, y participó en la gran huelga azucarera de diciembre de ese mismo año.
Villa Clara toda lo recordará. Sin duda, se le rendirá tributo eterno en el Mausoleo del Frente de Las Villas, ubicado en el Conjunto Escultórico Comandante Ernesto Guevara, de Santa Clara, donde reposan los combatientes de la Columna 8 Ciro Redondo a la cual perteneció, del Directorio Revolucionario y otros caídos o fallecidos después del triunfo de la Revolución.
Desde ese sitial al valor, que él también ayudó a concebir, y que con ironía fina decía: “Allí estará mi lugar algún día, pero todavía queda mucho por hacer en el mundo de los vivos,” seguirá guerreando en la batalla para junto a la tropa que fundó y siguiendo al jefe, impulsar los sueños que brotan eternamente. Hasta la Victoria Siempre.