Este martes abrirá sus puertas el mes más fiestero del calendario. De seguro la gente comenzará pronto a arrimar la leña al patio, a reunir condimentos para el cerdo asado en parrilla o en púa, entre otros ingredientes de una tradición muy cubana que no deberá perderse, aunque en condiciones atípicas y bajo estrictas medidas de bioseguridad.
Habrá razones para festejar. Una de ellas, para relajar tensiones por una prolongada estadía en casa, y otra para brindar por los triunfos relativos frente a la pandemia del coronavirus. No victorias absolutas, porque la COVID-19 sigue aquí y nos mira, para en la más mínima brecha colarse y aguar los motivitos familiares de este diciembre.
No obstante las previsiones por parte de las autoridades sanitarias y gubernamentales he escuchado: “Vamos a meterle cerra’o el fin de año”; “ya tú sabes, viene el pariente de afuera, la cumbancha será hasta que se seque el malecón…”. Aunque, justo es decirlo, no todas las personas son tan desatinadas ante tal enemigo.
Tal vez a alguien le resulte contraproducente usar en su vivienda el nasobuco, mantener el distanciamiento físico, realizar el frecuente lavado de las manos y exigir la desinfección del calzado del viajero que acaba de poner los pies en el portal de la morada. Pero las estadísticas alertan: disminuyeron los casos autóctonos en un 33,4 % y aumentaron los importados en un 75 % en los últimos días.
Nadie puede confiarse, pues el virus ha demostrado su poder de dispersión por todo el país, con los mayores niveles de transmisión durante noviembre en Pinar del Río, Ciego de Ávila, La Habana y Santiago de Cuba. Datos publicados recientemente daban cuenta de 544 viajeros internacionales bajo vigilancia en la Atención Primaria de Salud, de ellos 24 extranjeros.
Además, entre los confirmados con el SARS-CoV-2 en el territorio avileño hay un canadiense y tres cubanos (uno del municipio de Baraguá y dos de la ciudad cabecera). Y es ahí donde tiene que estar la previsión y responsabilidad de la familia, a fin de evitar incidentes desagradables como el de uno de los cubanos visitantes, portador de la enfermedad, según el PCR, quien violó los protocolos sanitarios establecidos al deambular por varios lugares de Ciego de Ávila. Hoy está bajo proceso penal.
La irresponsabilidad pudiera repetirse. Otros podrían arribar a los hogares y, en completa confianza, afirmar: “Familiaaa, ¡cuánto tiempo sin vernos!, pues venga un fuerte abrazo…”.
Acerca del autor
Licenciado en Comunicación Social. Economista y periodista. Escribe sobre asuntos económicos, agropecuarios, de la construcción y la cultura. Multipremiado en concursos de periodismo, festivales de la radio y otros eventos. Atesora las distinciones Félix Elmuza y Raúl Gomez García, los sellos Laureado y 50 aniversario del periódico Trabajadores, y la Moneda Conmemorativa 60 aniversario de la UPEC.