Las minindustrias de Ciego de Ávila son pequeñas en cuanto a infraestructura, pero grandes por las hazañas cotidianas de sus colectivos, a los que la COVID-19 no ha podido doblegar ni paralizarle el ritmo productivo.
Cuando empezaron las primeras de esas fábricas eran casi rudimentarias. Evolucionaron con innovaciones y han diversificado las producciones, en algo más de un decenio, con destino a la población, al sector turístico, así como a las exportaciones y al programa de sustitución de importaciones.
Los Andrés, entre las últimas incorporadas, procesa más de 7 mil barras de dulce de guayaba diarias, según informaron sus fundadores Yunior Rodríguez Andrés y Leosvany Jiménez González.
Igualmente resalta por su eficiencia Ceballos Uno, del usufructuario Reinaldo Cobo Hernández, quien junto con su tropa puso en explotación, en medio de la contingencia sanitaria, una nueva línea con capacidad para envasar 14 mil botellas diarias de puré de tomate y jugos naturales.
Valioso es también el aporte de la finca La Candelaria y la fábrica de igual nombre, desde las cuales su propietario Alexander Ramírez Marrero, y los trabajadores contratados, han enviado cantidades de productos al mercado nacional, y colocaron en la Zona Especial de Desarrollo Mariel el mejor coco rallado elaborado en Cuba.
De este alimento se envasan hoy unas 3 mil latas en jornada de 12 horas. Además, la pulpa y el jugo de tamarindo figuran allí entre los renglones más producidos “y no son la excepción, porque en estas tierras se cultiva mango, guayaba, níspero, cereza, mamey, chirimoya, frutabomba, naranja, limón…”, destacó Pablo Samper Borroto, administrador.
Media Luna es otro de esos establecimientos. Surgió de un proyecto de iniciativa local, y ha aportado este año más de 272 mil CUC para los programas de desarrollo del municipio de Ciego de Ávila; sus integrantes se han destacado en las donaciones de productos industrializados a los centros de aislamiento y a las ofertas a la población de zonas que estuvieron en cuarentena.
Sobresalen sus néctares de guayaba, mango, piña y guayaba-piña. Con exportaciones de frutabomba y carbón vegetal al mercado internacional, cumpliendo así el plan correspondiente al 2020. Como parte del encadenamiento productivo, entregaron pulpa de mango a la Empresa Tropical Contramaestre S.A.
Casi una veintena de este tipo de unidades conserveras son como los fusibles de la gran industria o combinado que pertenece a la Empresa Agroindustrial Ceballos, la que a través de su unidad comercializadora distribuye los productos de las minindustrias al mercado nacional, en tanto al comercio exterior lo hace mediante el Polo Agrícola Exportador.
El combate ha sido duro, pero triunfante pese al asedio del coronavirus. Esa entidad, otrora Empresa de Cítricos, recaudó solo en el mes de septiembre pasado más de 18 millones de pesos por concepto de ventas de mermeladas de mango y guayaba, barras de guayaba, salsa condimentada, papas prefritas y otros alimentos, en cuyo volumen de ingresos, es significativa la contribución de las que antes eran fabriquitas, y ahora se pasan de mini.
Acerca del autor
Licenciado en Comunicación Social. Economista y periodista. Escribe sobre asuntos económicos, agropecuarios, de la construcción y la cultura. Multipremiado en concursos de periodismo, festivales de la radio y otros eventos. Atesora las distinciones Félix Elmuza y Raúl Gomez García, los sellos Laureado y 50 aniversario del periódico Trabajadores, y la Moneda Conmemorativa 60 aniversario de la UPEC.
Si hay que reconocer que son creativos y que innovan cantidad. Ese pure de tomate hecho de remolacha o zanahoria deberían patentarlo y exportarlo