Incontables momentos que ponen de relieve la profesionalidad, capacidad y la voluntad de un colectivo encontramos en estos tiempos cuando se libra una lucha sin tregua contra la COVID-19 en el país.
De lo anterior dan pruebas los innovadores y racionalizadores del Centro de Neurociencias de Cuba (Cneuro) con su participación en el desarrollo integral de equipos y dispositivos médicos. Tal es el caso de los medios de ventilación pulmonar en dos variantes: invasivas y no invasivas, de suma importancia por su utilidad vital en tiempos de COVID-19 y beneficioso en cualquier momento.
Jóvenes como el ingeniero José Carlos Santos Ceballos estuvieron entre los participantes en la misión encomendada. Explicó que de manera multidisciplinaria intervinieron especialistas y técnicos de varias empresas e instituciones científicas, empeño en el que cada entidad aportó sus experiencias y criterios.
“Para nosotros -comentó- fue un reto enorme por tratarse de una tecnología diferente a la que usualmente aplicamos, la cual está relacionada con la neurofisiología, pero con la unión de todos logramos los diseños y prototipos en apenas tres meses”.
Largas horas de análisis, debates y fusión de saberes antecedió a este un nuevo y determinante paso en el enfrentamiento a la pandemia y en repuesta al tenaz acoso económico, comercial y financiero del gobierno de Estados Unidos a Cuba.
Con un lustro de labor en el Cneuro, donde cumplió su Servicio Social, José Carlos señala que lo realizado junto a sus compañeros le aportó nuevos conocimientos. “En lo personal no me hubiera sentido bien sin haber participado en este esfuerzo”, afirmó.
La cohesión intersectorial incluyó las formas de gestión no estatal. Al respecto el ingeniero Alejandro Sarmiento Ríos recordó cómo desde el comienzo de la situación epidemiológica emprendieron la confección de medios de protección para el personal médico y paramédico, basada en experiencias de la República Popular China, con el fin de prevenir y contener el contagio del nuevo coronavirus.
“Lo más utilizado –comentó- era el nasobuco o mascarilla, pero determinamos hacer medios más eficaces y surgió la iniciativa de desarrollar varios modelos de protectores faciales y luego de un proceso de diseño e intercambio de ideas a través de la redes sociales en pocos días ya teníamos varias alternativas, además de utilizar materiales y recursos existentes en el país para no esperar por la importación.
«Al inicio -agregó-.se produjeron más de 600 protectores o caretas y en los tres meses de iniciada la pandemia la cifra superó las 10 mil unidades y dio tiempo a que la industria y otros sectores se sumaran para proporcionar un mayor abastecimiento a todo el país».
Destacó la acogida del Cneuro a esta labor y la alianza con el Ministerio de Salud Pública para elevar la fabricación a planos superiores, además de disponer de un taller perteneciente al Fondo de Bienes Culturales en el municipio capitalino de Playa. “Esa fue nuestra casa por tres meses, de lunes a domingo, para no detener la producción”.
Durante la entrega de reconocimientos a participantes en estas y otras tareas de apoyo al enfrentamiento a la pandemia, Alfredo Machado López, presidente de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (Anir) apuntó: «aquí estamos en presencia de un pequeño grupo de hombres y mujeres que a diario convierten el talento en un recurso económico para el país y que constituyen un reconocimiento al sistema de salud cubano y al sistema de ciencia
Acerca del autor
Graduado de Licenciatura en Periodismo, en 1976, en la Universidad de La Habana. Hizo el servicio social en el periódico Victoria, del municipio especial isla de la Juventud, durante dos años.
Desde 1978 labora en el periódico Trabajadores como reportero y atiende, desde 1981 temas relacionados con la industria sideromecánica. Obtuvo premio en el concurso Primero de Mayo en 1999 y en la edición de 2009. Es coautor del libro Madera de Héroes.