Con la misma dedicación que se entregaba en cada una de las tareas asignadas en distintos frentes de la Revolución, el Comandante Ernesto Che Guevara también ejerció su prédica educativa hacia la clase obrera.
Muy presente en su accionar como dirigente estuvo el vínculo directo con trabajadores y sindicalistas de diversos sectores cuando visitaba fábricas, minas, talleres, puertos o una obra en construcción, lugares en los cuales participaba en una asamblea, reunión, acto político u otro encuentro y dialogaba con las masas en un clima transparente, franco y camaraderil.
Era un ferviente promotor de aquellas tareas colectivas que contribuyeran a “solidarizar al hombre con el hombre”, como él planteaba. Por eso, con sentido orientador el Che explicaba que “la emulación es simplemente una competencia, pero una competencia que está dirigida al más noble de los propósitos como es el de mejorar, el de llevar a cada centro de trabajo, cada empresa, cada unidad a la cabeza en la construcción del socialismo”.
Recalcaba que la emulación no debía convertirse en algo mecánico e insistía en que “debemos hacer la emulación de tal manera que interese a todos los obreros, y que sea un verdadero esfuerzo colectivo, una verdadera competencia colectiva de todos los trabajadores por demostrar un mejor espíritu revolucionario.”
El Che estaba consciente de la importancia de la participación de los trabajadores en la solución de los problemas de su colectivo. Al respecto convocaba a exigir el estricto cumplimiento de la disciplina tecnológica, al ahorro de materias primas, la actitud innovadora ante la permanente agresividad del bloqueo imperialista, el control riguroso de los recursos, el aprovechamiento pleno de la jornada laboral y el aumento constante de la productividad, elementos que consideraba primordiales para que un centro laboral y sus trabajadores pudieran sentirse cumplidores de su deber en la esfera de la producción y los servicios.
Para el Comandante Guevara, el trabajador de vanguardia “debe mostrar su ejemplo, hacerlo vivo, palpable, comunicarlo, divulgarlo, contagiar con su entusiasmo a los demás compañeros”.
Este 8 de octubre, al evocarlo en el aniversario 53 de su caída, recordamos sus palabras en abril de 1962, durante una reunión en el Ministerio de Industrias:
«Nosotros tenemos que trabajar para que todos nuestros obreros pongan en cada momento de su trabajo todo lo que de ellos se puede pedir, y un poquito más, para que en los momentos difíciles la clase obrera demuestre su capacidad y sea el puntal de nuestra Revolución».
La disciplina: cumplir y hacerla cumplir
¿Cómo apreciaba el Che el sentido del deber y la disciplina en la conducta de un individuo para asumir una tarea? ¿Qué enseñanzas nos legó en tal sentido?
Con la autoridad moral que lo distinguía sentó pautas, cuyos inicios datan desde su condición de combatiente en las filas del Ejército Rebelde en la lucha insurreccional junto al máximo líder de la Revolución Cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
“La disciplina guerrillera es interior, nace del convencimiento profundo del individuo, de esa necesidad de obedecer al superior, no solamente para mantener la efectividad del organismo armado que está integrado, sino también para defender la propia vida”, señaló en 1959.
A través de su ejecutoria al frente del Departamento de Industrialización del entonces Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) y posteriormente como ministro de Industrias, llevó a cabo una labor educativa caracterizada por su ejemplar sentido de la ética y la honestidad revolucionarias, dos elementos consustanciales a sus métodos y estilos de trabajo.
En abril de 1962, durante un encuentro con alumnos de una escuela tecnológica en la ciudad de Santa Clara, en la región central de Cuba, les expresó: “Con la disciplina hay que ser muy estrictos. Esto no quiere decir tiranos; no confundamos disciplina con despotismo, pero hay que vigilar no sea que la disciplina vaya a quebrantarse. La disciplina es muy importante en la formación del hombre y nosotros tenemos que aspirar a formar los mejores técnicos y obreros calificados en estas escuelas.”
En múltiples ocasiones el Guerrillero Heroico dialogó con trabajadores y dirigentes sindicales. Así aconteció el 21 de agosto de ese mismo año al intervenir en un acto de homenaje a obreros destacados en el que instó a no considerar a la disciplina como una actitud negativa, es decir, como la sumisión a la dirección administrativa.
Ponderaba que la disciplina consiste en acatar las decisiones de la mayoría, de acuerdo con el centralismo democrático, en discutir siempre de manera colectiva los problemas principales del taller, la fábrica o la empresa y en vigilar constantemente para que el aparato administrativo cumpla también cada una de las reglas disciplinarias que debemos todos nosotros imponernos profundamente.
No faltaba en sus reflexiones el papel que le correspondía a las organizaciones sindicales. Sobre ese tema opinó que “los sindicatos están íntimamente ligados al aumento de la productividad y de la disciplina en el trabajo, pilares de la construcción socialista.
La actitud ejemplar de los cuadros de dirección en cuanto al sostenimiento de una verdadera disciplina laboral también fue valorada por el Comandante Guevara. El dirigente –sentenció- es un individuo de disciplina ideológica y administrativa.
Personalidad forjada en el sacrificio, la austeridad intachable, el sentido humanista y solidario, el Guerrillero Heroico constituye un paradigma en la edificación de la sociedad socialista en Cuba, cuyo pueblo le rinde homenaje este 8 de octubre al conmemorarse el aniversario 53 de su caída en combate en tierras bolivianas.
Acerca del autor
Graduado de Licenciatura en Periodismo, en 1976, en la Universidad de La Habana. Hizo el servicio social en el periódico Victoria, del municipio especial isla de la Juventud, durante dos años.
Desde 1978 labora en el periódico Trabajadores como reportero y atiende, desde 1981 temas relacionados con la industria sideromecánica. Obtuvo premio en el concurso Primero de Mayo en 1999 y en la edición de 2009. Es coautor del libro Madera de Héroes.
… Che solidario y Humanista.
ha pasado un camión del ejército, el mismo de ayer; en la parte de atrás dos soldaditos envueltos en una manta. No he tenido el valor de dispararles ni he tenido suficientes reflejos para capturarlos.»
– Diario de Bolivia, 3 de junio de 1967.
Para quien lea esta confección y pretenda interpretarla, ha de situarse en el momento mismo en que se vive , se encontraba en una emboscada y pasaba el enemigo contra el que peleamos y sencillamente no se lleva a cabo el ataque, no fue el valor lo que le falto en ese momento al Che , le sobro lo más grande de un Hombre de bien . El amor a la vida. Recuerden que era un gran medico. No abuso de su ventajosa posición estratégica en el terreno y actuó como lo que fue un gran padre y medico. Sus reflejos fueron paralizados por estos mismos sentimientos. Y por encima de todo por su alto humanismo.Este es nuestro Che. Ejemplo de abnegación y sacrificio .