A propósito de la intervención este martes del Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en el Debate General del 75 período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Trabajadores recuerda la primera intervención que realizara el Comandante en Jefe Fidel Castro en ese organismo internacional, el 26 de septiembre de 1960
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La isla del Caribe parece ahora un continente, afirmó un diplomático sudamericano admirado ante la contundente intervención de Fidel Castro Ruz en el XV Período de Sesiones de la Asamblea General de la ONU, la primera que realizaría en ese organismo internacional, en la que la pequeña Cuba se erigió en un gigante moral y político.
Ocurrió el 26 de septiembre de 1960 y el libro Guinness de récords mundiales recogió las palabras del Líder Histórico de la Revolución cubana como el discurso más largo pronunciado en ese foro, cuya extensión fue de 4 horas y 10 minutos. A ello se podría agregar otro detalle significativo: fue interrumpido casi una treintena de veces por aplausos, por momentos prolongados, de la inmensa mayoría de los representantes de las naciones que lo escuchaban.
Simpatía y hostilidad
Fidel comenzó su intervención refiriéndose al trato vejaminoso que había recibido la delegación cubana desde su arribo a Nueva York: el confinamiento en la isla de Manhattan, la actitud de la policía tratando de evitar las manifestaciones de respaldo de los miles de simpatizantes de la Revolución, mientras protegían a los elementos anticubanos causantes de un incidente en el que murió una niña de 10 años, del que pretendieron acusar a los representantes de Cuba; el intento de extorsión del hotel donde inicialmente se alojaron, que llevó a Fidel a abandonarlo y considerar la idea de instalarse en tiendas de campaña en los jardines de la ONU; la negativa de recibirlos en otros hoteles, que desapareció como por encanto, cuando se escandalizaron al conocer que se hospedarían en el Theresa, del humilde barrio negro de Harlem, adonde acudieron al encuentro del líder cubano numerosos jefes de delegaciones…
Semejante hostilidad no era casual. En abril de 1959 Fidel había visitado ese país, y al vicepresidente Richard Nixon le resultaron suficientes 15 minutos de entrevista para calificarlo, en una etapa tan temprana, como un enemigo a derrocar.
La verdad de Cuba
Fidel impresionó por su valiente exposición de lo que denominó “el problema de Cuba”, cómo se convirtió en colonia de Estados Unidos, su lucha armada para obtener la independencia, la crítica situación en que halló la Revolución al país cuando tomó el poder y las primeras medidas adoptadas a favor del pueblo, que le habían atraído la creciente agresividad del imperio.
Resaltó una posición que ha sido invariable en estos 60 años: el Gobierno de Cuba estaba en la mejor disposición para discutir sin reservas, y con absoluta amplitud, sus diferencias con la Casa Blanca, posibilidad que esta rechazó tajantemente y, por el contrario, se consideraba con derecho a promover la subversión en nuestro archipiélago. Habló del peligro real que representaba la existencia de una base naval estadounidense en territorio cubano en contra de la voluntad de su pueblo y de la intención de Washington de recurrir a la Doctrina Monroe.
Insistió en que era preciso que la Asamblea quedara muy bien informada sobre los problemas de Cuba “porque en ello va la seguridad y la suerte de nuestro país”.
Desaparezca la filosofía del despojo
Nunca antes la Asamblea General de la ONU había escuchado una explicación tan descarnada del papel de los monopolios en todas las naciones subdesarrolladas y colonizadas.
En ese contexto pronunció una sentencia que ha mantenido su valor en el tiempo: “Las guerras, desde el principio de la humanidad, han surgido, fundamentalmente, por una razón: el deseo de unos de despojar a otros de sus riquezas. ¡Desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desaparecido la filosofía de la guerra!”.
Convocó a luchar por el desarme, ya que con la quinta parte de lo que el mundo se gastaba en armamentos se podía lograr que los países subdesarrollados alcanzaran una tasa de crecimiento del 10 % anual. Y calificó a la guerra como un negocio: “Hay que abrirle los ojos al mundo, y enseñarle quiénes son los que negocian con el destino de la humanidad”.
Estamos con las nobles aspiraciones de los pueblos
En aquella trascendental intervención Fidel subrayó que Cuba estaba con todo lo justo y lo estaría siempre, y concluyó exponiendo ante la Asamblea de la ONU la línea del Gobierno Revolucionario de Cuba, mediante la lectura de lo esencial de la Declaración de La Habana, aprobada en ese mismo mes por más de un millón de cubanos, en representación de sus compatriotas, contentiva de principios de impresionante actualidad.
El auditorio lo despidió con una prolongada ovación.
Sobre el tremendo impacto del discurso señaló el diplomático cubano Raúl Roa Kourí, testigo del acontecimiento: “La ONU, que durante muchos años fue intrascendente vertedero de palabras, cámara de resonancia del dictum de los poderosos, tornábase ahora trinchera de ideas, foro de denuncia y combate”.
Cuba en la ONU
Acerca del autor
Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …