El movimiento deportivo cubano tiene numerosos retos en el horizonte. Los más inmediatos e importantes son: no dar paso a la transmisión de la Covid-19, y continuar la preparación de sus atletas rumbo a los Juegos Olímpicos de Tokio del próximo año.
En busca de variantes la alta dirección del organismo decidió enviar hacía varias provincias del país a las preselecciones nacionales de varios deportes priorizados en su agenda. Uno de ellos fue la lucha, que ya hace algunas fechas reparte sus integrantes entre Sancti Spítitus (libre), Ciego de Ávila (mujeres) y Camagüey (grecorromana).
La idea de los estrategas de esas formaciones es que sus discípulos superen un mesociclo de entrenamiento que les permita afilar su estado físico. Ellos han reafirmado que en los territorios escogidos cuentan con todas las posibilidades para desarrollar su faena, incluida la necesaria atención médica.
Es cierto que actualmente en predios avileños la pandemia ha cobrado fuerza, sin embargo, el presidente de la Federación Cubana de Luchas, Luis de la Portilla, aseguró que las muchachas cumplen estrictas medidas sanitarias y de distanciamiento social, sin olvidar que se les chequea sistemáticamente varios parámetros de salud.
El más inmediato compromiso de esa modalidad será el Campeonato Nacional que está previsto para noviembre en Santiago de Cuba. Después podrían participar en la cita mundial con asiento en Serbia, sin la Covid-19 logra ser controlada.
La lucha con 12 clasificados hasta la fecha, es uno de los deportes en los que Cuba podría decir presente en la cita de los cinco aros en suelo nipón. Su historia de triunfos y superación la sostiene e impulsa.