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Dentro del rico y variado complejo del son, destaca de manera particular la guaracha, género que retrata como pocos el sentido del humor del cubano. Desde el siglo XVIII apareció en el panorama musical cubano, pero no es hasta 1940 que toma una fuerza extraordinaria por su presencia en el teatro y en el repertorio de algunos intérpretes de entonces como Ñico Saquito, los tríos vocales y agrupaciones de música bailable como la de Arsenio Rodríguez.
Entre los cultivadores de la guaracha en estos tiempos sobresale Tony Ávila, quien, junto al Centro Nacional de Música Popular, impulsa el concurso A mí me gusta que baile Marieta. Las bases especifican que este es un certamen de composición, no de interpretación, por lo que los interesados deben enviar obras originales en las que resalten el doble sentido, la picaresca, el humor criollo, la cubanía y el uso correcto del idioma que caracterizó la obra de Faustino Oramas y otros cultivadores del género. El plazo de admisión vence el próximo 15 de enero. Para más información pueden llamar al 203 7667.
Me parece bienvenida la idea de la guaracha que llevo a la composicion la picaresca nuestra. Siempre h admirado el trabajo de creadores cubanos, «de pura cepa» que sin copiar estilos, sin dejarse influir por nada, han creado un conjunto de numeros musicaes que dan vida al doble sentido, a lo picaro y delicioso de esa alegria que ha caracterizado a ciudadano de la Isla y sus adyacentes.
… A toda Cuba le gusta el ambiente de guaracha, apretar a las muchachas lo mismo que el marañón, que me dice de danzón, de un guateque allá en 0riente, de una rumbita caliente … ¡ Por éso me pica aquí y voy a rascarme allá … ! … Todo arte refleja, en sí, el momento socio-político-social de su tiempo. Innecesario un filósofo o un psicólogo y aún un historiador para mejor describer ese instante o tiempo histórico. Nuestra música, en este caso específico nuestra guaracha, depicta con mano maestra la Cuba en la transición de la década del treinta a la cuarenta del pasado siglo. En términos musicales, el son y el danzón, más pausados y melódicos, no se prestaban para reflejar una sociedad, no solamente cubana sino universal en general, al menos en la llamada cultura occidental, capitalista e imperialista de los años cuarenta, los horrores de la segunda guerra imperialista y el paso agitado y frenético que este conflicto generaba.
p.s.- ¡ Cuánto decían los estribillos de las guarachas ! Analicemos esta frase: ¡ por éso me pica aquí y voy a rascarme allá … ! Inútil que intentemos dar vida, en nuestros días, melódica, intelectual, psicológica o políticamente a ese sentir. SONARÍAMOS COMO ROBOTS O ZOMBIS. Inclusive en términos estrictamente musicales nos faltaría el calor, la vehemencia, la zandunga que fue precisamente la creadora de este género.
Me siento muy cubano. Para mí no ha habido música más cubana que el danzón. ¡ Ah, el mago de las teclas, Antonio María Romeu y tantos, tantos otros que eran los grandes acuarelistas, en las notas de nuestros danzones, de nuestra condición colonial.
peter3434@att.net