Breve historia del busto perdido de José Martí
Dentro de la prolífica producción iconográfica del prestigioso artífice José Delarra (José Ramón de Lázaro Bencomo, San Antonio de los Baños, 26 de abril de 1938- La Habana, 26 de agosto de 2003) recreada en la excelsa figura de José Martí, hay un busto esculpido en bronce en la década de los años 50 del pasado siglo, que trascendió —amén de sus cualidades artísticas—por su misteriosa desaparición y fue encontrado en el año 2009 por el espeleólogo Leonardo Camueira en una cooperativa del municipio de Guanajay, en la entonces provincia de La Habana.
Según un texto publicado en el periódico Juventud Rebelde, en su edición del 5 de enero del 2010, en el mes de octubre de 2009, la Cooperativa de Producción Agropecuaria Mártires de Barbados cumplió su trigésimo aniversario, y entre los preparativos para la celebración previeron restaurar su sitio martiano.
“Cuando destroncamos el busto del pedestal nos asombramos mucho, porque estaba mal montado: lo habían enterrado hasta el cuello, pero este se prolongaba aún más. Justo ahí descubrimos la firma del autor”, reveló Camueira al rotativo y agregó: “Fue una sorpresa tremenda tener ante nosotros una de las obras originarias del hombre que nos regaló al Che del monumento en Santa Clara; y los monumentos en las Plazas de la Revolución de las provincias de Holguín y Granma…”.
De acuerdo con la nota periodística, todo indica que su destino inicial fue algún ayuntamiento colindante. Pero la primera referencia lo ubica en la escuelita rural San Juan Bautista, un local de madera con techo de guano en el barrio Las Minas, asegura el también presidente de la Unión de Historiadores de Cuba en el territorio.
“La efigie estuvo luego en varios sitios. Pasaron los años y había sido tan transformada que los vecinos pensaban que sería otro mártir; tenía múltiples capas de pintura de diferente tipo, aplicadas durante décadas, comenta el miembro del Grupo Espeleológico Guamuhaya”, apunta el escrito.
El descubridor de la obra dijo que se “había percatado de su valor artístico debido a su elaboración: un Martí de pelo suelto, rebuscado, serio, con una mirada profunda, realizado en un estilo muy atractivo. Al hacerle una pequeña cala, me percaté de que el busto no era de yeso, sino de bronce”. Tras celebrar el hallazgo del que ahora llaman “el Martí perdido de Delarra”, fue totalmente restaurado.
En España
Asimismo, el Ayuntamiento de Santiago de Compostela, en Galicia, España, repuso hace alrededor de tres años la escultura del escritor y político cubano José Martí, realizada por Delarra y emplazada en el parque que lleva el nombre del pintor español Eugenio Fernández Granell, la cual estuvo instalada al inicio de la avenida Santiago de Cuba y fue recuperada luego de realizarse un amplio trabajo de forja y reparación.
El periódico La Voz de Galicia apunta que el alcalde Martiño Noriega Sánchez se refirió a la importancia de la figura del Héroe Nacional cubano y significó que “con este acto hacemos justicia a una figura excepcional, no solo como intelectual, sino también como político».
La obra fue realizada en bronce y se develó en 1995, gracias a la perseverancia de José Beiroa, un activo militante de la solidaridad con Cuba y de la Asociación de Amistad Gallego-Cubana Francisco Villamil.
En el año 1961, y como fehaciente muestra de gratitud hacia el autor intelectual del asalto al Cuartel Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, tras hacerse realidad, el Primero de enero de 1959, el programa de aquella memorable contienda incluido en el alegato de Fidel Castro en La Historia me absolverá (el juicio del Moncada), Delarra realizó incontables bustos de Martí que se diseminaron por toda la ciudad de la Habana, haciendo suyo el presupuesto del Apóstol de que “Se afirma un pueblo que honra a sus héroes”.
Recurrente recordación del Héroe Nacional
Posteriormente ejecutó incontables obras en recordación al Héroe Nacional, entre las que, además de las ya mencionadas, se encuentran el monumento en hormigón ubicado en la Escuela Vocacional Federico Engels, en Pinar del Río (1.50 m de altura), inaugurado por Fidel en 1977; el de similar escuela en Holguín ( 3 metros de alto), en 1979; año en que igualmente realizó la obra en bronce (1.10 x 0.40) emplazada en el capitalino Palacio de las Convenciones.
Otras esculturas de grandes dimensiones, de igual forma inspiradas en José Martí, fueron realizadas por Delarra en la década de los años 80, entre ellas: en 1982, la de hormigón en Bayamo (5 metros), inaugurada por Juan Almeida; 1983, la placa de 0.80 x 1 metro instalada en la casa donde trabajó Martí, en la Calle Mercaderes número 2, inaugurada por el Historiador de la Habana Eusebio Leal; año en que asimismo acometió el relieve (3 x 3 metros) del Maestro montado sobre una pared de mármol verde en la entonces sede de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en el municipio de Playa, donde está tallado el texto “Yo quiero que la ley primera de nuestra República sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre…”, además del escudo nacional y las letras de bronce.
En 1987 Delarra dejó en México un relieve en bronce de José Martí en la Biblioteca Municipal Isla Mujeres, Estado Quintana Roo, y en 1995 estuvo inmerso en la materialización de varios bustos en Rumania, Gijón (Asturias); Láncara (Galicia) y Santiago de Compostela.
Entre las piezas ejecutadas por el extraordinario artífice en los primeros años del siglo XXI, hay que mencionar su admirable monumento a José Martí, con dos metros de alto, construido con hormigón en el 2000 en la Academia de las FAR General Máximo Gómez, en La Habana, así como el busto (similar dimensión) instalado ese mismo año en la Universidad de Puerto Plata, República Dominicana. Un año antes de morir dejó para la posteridad otras dos significativas obras recreadas en la imagen del gran cubano: en Quemado de Güines (en bronce) y un vitral para el Instituto de Periodismo José Martí.
Dignidad del talento
Además de contar en su currículo con numerosas exposiciones personales dedicadas al prócer antiimperialista que sentenció que “La verdad en las obras de arte es la dignidad del talento”, el excepcional pintor, escultor y grabador cubano, justamente caracterizado por esa “dignidad del talento” que aludió Martí, en 1975 creó un conjunto de miniaturas en cerámica sobre quien fuera su ídolo ético, mientras que en 1986 hizo una talla en teca montada en cobre con las figuras de éste y Fidel Castro, pieza que alude a la salida del Comandante en Jefe de la prisión de Isla de Pinos, la cual fue entregada por el Comité Nacional de la UJC a Raúl Castro.
También Delarra incursionó en el diseño gráfico, ejercicio del que se recuerdan sus trabajos para la portada de la revista OSPAAAL sobre el aniversario 150 del natalicio de Martí, y la que acometió, por igual efemérides, poco antes de su fallecimiento, para la revista Tricontinental.
Cuando se escudriña esta frase, pareciera que Martí —a más de un siglo y medio con anterioridad— se refiriera a la creación de Delarra: “Estudie mucho el pintor; vea en la naturaleza el colorido real: no dañe a sus obras con esa sombra vaga que envuelve sus retratos; no se limite a lograr alguna exactitud en el parecido, porque el pintor que quiere ser algo más que retratista, debe acostumbrar su pincel a las riquezas, movilidad, golpes luminosos y contrastes del color”.