Por: René Tamayo León / Presidencia de Cuba
El desarrollo de una fórmula de hormigón autocompactado con aditivos producidos en el país, y de fibras nacionales en base al reciclado de poliestireno de alta densidad (PAD), están entre los resultados más recientes del Centro de Investigación y Desarrollo de Estructuras y Materiales (CIDEM) de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas (UCLV), Santa Clara.
Como parte de los procesos de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) para resolver las necesidades de la economía y la industria, los nuevos productos deben paliar algunos de los problemas que afronta la infraestructura hidráulica nacional, específicamente en el área de las aguas terrestres.
Tras los procesos de identificación y evaluación, ambas innovaciones se aplicarán en trasvases, donde los hormigones proyectados utilizan componentes importados que deben ser sustituidos por materiales nacionales, en este caso: aditivos para lograr fluidez para el bombeo y fibras para refuerzo.
Ante la existencia en el país de cientos de kilómetros de canales construidos con losas prefabricadas que tienen grandes pérdidas de agua debido a la baja impermeabilidad de las juntas entre ellas, el CIDEM también trabaja en morteros de juntas que resuelvan la disfuncionalidad.
Tras cumplir también los cronogramas de rigor, el mortero, cuya formulación contendrá un aditivo expansor a partir de productos mineros locales, se aplicará inicialmente en canales de la provincia de Villa Clara, informó el Doctor en Ciencias José Fernando Martirena Hernández, director del CIDEM.
El desarrollo de materiales especiales y otros productos autóctonos en universidades, centros de estudios y otras instituciones científicas, y su ágil implementación como un hecho de innovación —palpable, efectivo—, ocupó buena parte del chequeo al Programa hidráulico, celebrado esta semana, como es costumbre, en el Palacio de la Revolución.
«La filosofía de trabajo tiene que ser, para todo los pro-blemas que tenemos, acudir a la ciencia», enfatizó el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en el encuentro conducido por el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz.
«¿Las estructuras del INRH (Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos) tienen consejo técnico asesor?», preguntó el estadista al ingeniero Antonio Rodríguez Rodríguez, presidente de la institución. «¿Las OSDE (Organización Superior de Dirección Empresarial) tienen?»…
Díaz-Canel fue al detalle de la interacción entre las autoridades y el empresariado con la comunidad científica nacional y con la Academia de Ciencias, al mismo tiempo que saludaba a los relevantes investigadores que estaban en la reunión, como el Dr. C. Gilberto Quevedo Sotolongo, Profesor Emérito de la UCLV, y el ya célebre Martirena.
Las soluciones del CIDEM a estas dificultades de los trasvases no fue un ejercicio abstracto de su personal —donde coinciden casi una veintena de doctores en ciencias—. Lo pudo ser. Pero respondió a una necesidad específica. Es un buen ejemplo —otro más— de lo que puede obtenerse de las sinergias entre la ciencia, el sistema empresarial, los ministerios, el Gobierno.
También validó los encadenamientos que pueden y deben generarse entre todos los actores económicos, incluidos los no estatales. Dos ejemplos: uno, los aditivos para el hormigón descrito arriba son elaborados por la Empresa de fibrocemento Perdurit; y la fibra en base al reciclado de PAD para reforzarlo la produjo un trabajador por cuenta propia.
Desde la ciencia y la innovación, decía el Presidente cubano, la industria nacional tiene que resolver los problemas de la economía. Y como siempre promueve y actúa, fue más allá, al decir que hasta tenemos que proponernos hacer aquí plantas desalinizadoras (que es tecnología de «última generación»), empezando por buscar soluciones propias a la sostenibilidad de las que ya están instaladas.
En el chequeo del Programa hidráulico también participaron la viceprimera ministra Inés María Chapman y los ministros, Elba Rosa Pérez Montoya, titular de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, y René Mesa Villafaña, de la Construcción.
LAS OBRAS CONTINÚAN
El chequeo, que tuvo como eje la actualización del Programa de Desarrollo Hidráulico hasta 2030, se concentró esta vez en la materialización de una de sus aristas, el Programa Hidráulico Nacional (PHN), entre otros temas.
Se informó sobre el proceso inversionista en el primer se-mestre del año, el cual no se ha detenido a pesar de la agudización del bloqueo económico, comercial y financiero del gobierno de Estados Unidos contra el pueblo cubano, el impacto y enfrentamiento a la pandemia de COVID-19, y la crisis económica mundial que esta ha acarreado.
Con alrededor de 400 millones de pesos a invertir en 2020 —plan que se prevé cumplir—, durante la primera parte del año se ejecutaron 158 kilómetros de redes y conductoras para el abasto de agua y 42 kilómetros para el saneamiento, lo cual ha beneficiado a casi 1 300 000 habitantes.
Durante el primer semestre se terminaron 164 obras, varias de ellas en La Habana, las cuales permitieron recuperar el suministro de más de 300 litros de agua por segundo.