Cargando...Hace pocos días fue sepultado el Héroe del Trabajo de la República de Cuba José Ángel González Ibarra.
En su larga vida de trabajador azucarero —más de seis décadas— González Ibarra hizo cosas que pudieron parecer increíbles, desde instalar motores soviéticos de tanques de guerra en dos locomotoras, hasta sacarles el ventilador a las bobinas de los motores de tracción cuando estas iban a ser enrolladas.
Un buen día comprobó que en el país no había rolletes con las medidas exactas y una de sus locomotoras permaneció más de un año parada por esa dificultad; “me llevaron algunos de esos aditamentos con medida exterior similar, pero interiormente reducidos. Los desarmé, los torneamos a la medida del eje y resolvimos ese gran lío”, nos dijo en una ocasión.
Hasta 1979 González Ibarra trabajó en el taller de locomotoras del central Haití, en el municipio camagüeyano de Santa Cruz del Sur y a partir de entonces pasó al área de mantenimiento.
González Ibarra nunca pudo decir cuántas innovaciones y racionalizaciones hizo durante su fructífera vida como trabajador azucarero. “Esa cuenta nunca la llevé, pero estoy seguro de que fueron como ciento y pico, y si la aritmética no falla, entre todas aporté como 2 millones de pesos al país”, declaró hace meses al ser entrevistado por Trabajadores.
Lleguen hasta sus familiares nuestras condolencias.
