En el enfrentamiento a la COVID-19 Cuba y Venezuela exaltan el significado de la solidaridad, cuyas bases están sustentadas en profundos lazos históricos y demuestran la viabilidad de un mundo mejor para los pueblos.
Las dos naciones son víctimas del acoso imperial que ahora recrudece con campañas difamatorias apostando al impacto de la pandemia como un arma táctica para derrotar sus revoluciones; sin embargo, en esta batalla están dando un ejemplo a la humanidad que se traduce en el cuidado de sus pueblos y en el apoyo que brindan a otros países.
En el enfrentamiento a la pandemia, en Venezuela los resultados son más que elocuentes, pues hasta el miércoles pasado reportaba solo “197 casos, de los cuales 111 se han recuperado, lo que equivale al 56%”, informó a la nación su presidente constitucional Nicolás Maduro Moro.
Una parte de esa irrefutable verdad la construyen, junto a sus hermanos venezolanos y el apoyo internacional, los más de 22 mil colaboradores cubanos, que de forma voluntaria y altruista, trabajan en la Patria de Bolívar, y blanden como verdaderos guerreros por la vida acciones que no excluyen a nadie por posiciones políticas, de clases… y llegan a los cerros, las zonas selváticas y fronterizas.
Julio César García Rodríguez, jefe de la Oficina de Atención a las Misiones Sociales de la Isla antillana, lleva a punta de lápiz cada jornada a favor de la vida en la actual coyuntura y, sin chovinismos, habla de las muestras de altruismo y entrega de los misioneros que, inspirados en las ideas solidarias e independentistas de Bolívar, Martí, Fidel y Chávez, siguen demostrando la decisión de continuar acompañando, en cualquier circunstancia, a este bravo pueblo en su estoica resistencia a los designios imperiales.
Comenta García Rodríguez que “de las tres tareas principales de Venezuela en el enfrentamiento a la COVID-19 los colaboradores asumimos dos: el pesquisaje casa a casa con los test rápidos y las pruebas PCR, en toda la nación, incluidos los puntos fronterizos y a los viajeros que vinieron de Europa y están dispersos en los Estados; y, la atención a los enfermos en los CDI, que es decisión presidencial enviarlos a esas instituciones sanitarias”.
No es un milagro, sino fruto del interés de un modelo humanista e inclusivo, que esta nación bloqueada, víctima de criminal guerra económica ponga a disposición de su pueblo cuantiosos recursos, “hoy disponemos de más 4 mil 200 camas hospitalarias y de estas una cantidad superior a las mil 700 tienen los medios para brindar cuidados intensivos”, confirma García Rodríguez.
Explica que en medio de la actual contingencia han recibido valiosos suministros para enfrentar la enfermedad, que incluyen medicamentos, trajes especiales, nasobucos, guantes, gorros, batas, medios de limpieza e higienización y “más de 500 equipos de clima, que permitirán poner a funcionar 80 salas de terapia intensiva y de hospitalización, y 35 Centros de Alta Tecnología con todas sus prestaciones”.
Confirma que la seguridad y la protección de los colaboradores es prioridad, “todos están bajo estricta vigilancia epidemiológica y velamos porque cumplan rigurosamente los protocolos de bioseguridad, se les realiza los test rápidos y están creadas las condiciones para atenderlos en los casos que requieran de otros cuidados si enfermaran”.
Este 16 de abril, el programa Barrio Adentro de salud cumple 17 años de fundado y Julio César García Rodríguez lo califica como “la trinchera más importante de atención primaria, muro de contención de la pandemia y fortaleza de la Revolución Bolivariana para atender mejor a la mayor cantidad de su población”.