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La Universidad como centro promotor de cultura, de integración, de búsqueda constante de la identidad. De dónde venimos y a dónde vamos, ese podría ser el medio o el fin de las Verbenas de las Artes, que tuvieron lugar entre el 2 y el 5 de diciembre pasados en las áreas Universidad de Pinar del Río, Hermanoz Saíz Montes de Oca.
Grata sorpresa generó en este asistente, el interés nítido y abierto, de convertir a nuestras casas de altos estudios en lo que deben ser: reformadores de la comunidad de la cual forman parte. Ajustar el aire que se respira en nuestras sedes a los nuevos tiempos; entrar en la vorágine devoradora y reconstructora de la postmodernidad; encontrar lo popular en la formación de la intelectualidad y viceversa; son algunas pistas de las manifiestas intenciones de los organizadores del evento.
La raíz de las Verbenas se encuentra en fiestas denominadas Verbenas de San Rosendo-de carácter inicialmente religioso que transfiguró a festividad popular-, con varios siglos de vida y que desaparecieron hace muchos años. La universidad pinareña retomó la esencia del fenómeno, tras el reclamo de los estudiantes de parir un espacio de legítimo intercambio cultural, lo cual no es más que el reclamo, nada desdeñable, de encontrarse como individualidad en la colectividad, supremo instinto atávico del ser humano.
“A diferencia de otras provincias en las que tienen lugar otros eventos culturales -en Holguín las Romerías de Mayo; Piña Colada en Ciego de Ávila-, Pinar todavía no tiene ese evento que lo identifique y desde hace tiempo estábamos concibiendo un espacio en el cual se realicen festividades, se reflexione, se debata sobre el tema de las tradiciones, la cultura popular”, afirmó Juan Silvio Cabrera Albert, decano de la facultad de Ciencias Sociales y Humanísticas de la Universidad de Pinar del Río.
Del espacio más pequeño y cerrado del edificio universitario, podrían expandirse las festividades a la ciudad occidental para concretarse en espacio sintetizador y de gestación, un ágora en la cual se gestione la participación real y funcional de todos los ciudadanos culturales de Vueltabajo. Ese, de modo aventurado, parece el objetivo plausible de los organizadores, una pretensión solo realizable con la cooperación de las diversas instituciones.
Esperemos que en un futuro no muy lejano, Pinar del Río cuente con una aventura universitaria convertida en un movimiento telúrico de identidad o mejor, Verbenas de Vueltabajo, como quisieran llamarla sus impulsores de ahora. Mientras, habrá que aplaudir intentos revolucionarios como este de la Asociación Hermanos Saíz, porque el gesto, en sí, es casi tan importante como el resultado.
