Justo unos días antes de que se iniciara la fiesta anual del cine latinoamericano murió Tulio Raggi, destacado director y guionista del cine de animación en Cuba y fundador del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC).
Gracias a su creatividad los niños de varias generaciones de cubanos tuvimos una “gamita ciega”; un “negrito cimarrón”, y más de una saga de Elpidio Valdés por destacar solo algunos de los personajes que han devenido portadores de los mejores valores morales y cívicos de la sociedad en cuya construcción participó activamente Raggi.
Licenciado en Historia del Arte, estudioso del Derecho Civil y Diplomático, de teoría de la música, solfeo y piano en el Conservatorio Miramar de Animación de la Academia Garcés, Tulio dirigió más de 60 obras, algunas de las cuales le valieron para reconocimientos nacionales e internacionales entre los que destacan al menos 7 premios Corales en diferentes años y categorías y 9 Caracol, que entrega la Asociación de Cine, Radio y Televisión de la UNEAC.
Además de entregar lo mejor de su talento al ICAIC y a los Estudios de Animación, Tulio también colaboró varias veces con la UNICEF y con la Secretaría de Salud de México. De esa relación salieron importantes obras didácticas como Cuidar el ambiente es cuidar la salud I y II; Expresarnos libremente y ser escuchados; Participar derechos de niños y niñas; La fiesta de todos; Unos y otros y Hogar protegido, entre otras.
Creador de inolvidables Filminutos, aminados cargados de humor y creatividad visual, Tulio Raggi quedará en la memoria de los cubanos que disfrutamos de sus obras y también como ícono inspirador de sus seguidores.