Víctor García no recuerda bien en qué momento todos sus compañeros de trabajo empezaron a llamarlo el Innovador, su certeza es que “estos años en el movimiento anirista son el camino correcto”. Licenciado en Electromedicina y Tecnología de la Salud, lleva casi cuatro décadas en el departamento de Gases Medicinales del Hospital Pediátrico Pedro Agustín Pérez, de Guantánamo.
Encargado del mantenimiento continuo a los balones de oxígeno con destino a salones de operaciones, terapias intensivas, cuerpos de guardias y otros servicios, Víctor García siente que puede hacer más. En ese afán lo encontré por estos días al acreedor del sello y la condición 8 de Octubre, Vanguardia de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (Anir) por más de cinco veces consecutivas.
“Creo que soy innovador de nacimiento, es una inquietud que traigo congénita, quizás…, pero en mis inicios en 1980, agradezco mucho a quienes me abrieron las puertas del corazón y el entendimiento para mostrarme qué es la innovación.
“Fue así que me incorporé al movimiento… era yo un bisoño, recién graduado… Hoy esa emoción ha crecido y yo con ella”.
Sobre su experiencia y entrega cotidianas, agrega:
“Puede parecerte repetido, pero en esta labor que tengo, sin descanso para mi mente y mi cuerpo, encontré mi vocación y cómo ser importante para los demás. Conocí el placer, la satisfacción que proporciona ayudar a que mi pueblo salga de los escollos del bloqueo. He visto la sonrisa de un niño por la garantía de una mejor atención a pesar de la escasez… Qué más se puede pedir…
“Aquí en la Central de Oxígeno me dedico a la recuperación de las tuberías de alta presión, que permiten conectar al balón con el equipo para la distribución del gas. Están hechas de cobre y bronce, y sus boquillas se desgastan fácilmente debido a su uso y maniobrabilidad incesante. Por tanto nuestra labor de mantenimiento y recuperación es diaria.
“Cuando una de ellas se va de rosca, puede zafarse y el balón carece de seguridad, de ahí pudieran lesionarse tanto un operador como alguien que la manipule en ese momento. Sin contar que sería un cilindro menos en el único hospital pediátrico de la provincia”.
Me cuenta que de sus manos y la de sus compañeros de mantenimiento han salido más de una decena de iniciativas de alto impacto, y solo este año suman 33 a distintas problemáticas del equipamiento y la tecnología.
“Hemos trabajado en la reparación de los electrocoaguladores, los cuales en momentos difíciles han estado paralizados por falta de electrodos activos, no importados por limitaciones del bloqueo del Gobierno de Estados Unidos a Cuba. Por tanto, logramos transformar y sustituirlos por adaptaciones que cumplen igual función y alargan la vida útil de equipos, como mesas de operaciones y reguladores de oxígeno, indispensables para que no se detenga el plan quirúrgico del hospital.
“Aunque todos me conocen como el Innovador soy fundador de la radio base de aquí del centro, que funciona dos veces al mes tanto para divulgar, informar, orientar, educar a padres y familiares, como motivar e incentivar a nuestros trabajadores… Yo estoy aquí y allá, o donde me necesiten, que es mi deber.
“Me gusta preservar la técnica para mantener activos los bienes y equipos que el Estado pone en nuestras manos para servir al pueblo y escribir poemas y jugar al locutor en nuestra radio base para terminar lo que empiezo cada día como anirista”.
El Hospital Pediátrico Pedro Agustín Pérez en Guantánamo ahorró este año más de 255 mil pesos al país gracias al camino correcto que trabajadores como Víctor García encuentran en la innovación.