Elena Suárez Palacio confiesa tener dos grandes razones para la felicidad: enseñar a niños de sexto grado y ser la primera delegada directa de la provincia de Santiago de Cuba al XX Congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).
La elección de Elena, quien desde hace ocho años dirige la sección sindical del internado Abel Santamaría Cuadrado, resultó sin dudas sui géneris, pues fue la única propuesta de la asamblea y todos los presentes levantaron su mano a favor de quien fue ponderada como ejemplo de educadora y líder sindical.
“Me conmueve mucho ese gesto de mis compañeros, expresó la también Máster en Educación, cosas como esas me estimulan a continuar sin descanso para mantener al sindicato del centro como hasta ahora ha funcionado, dando la prioridad a la representación de sus miembros, y movilizándolos en función de alcanzar resultados docente-educativos de excelencia”.
Eres la primera entre todos los delegados de Santiago de Cuba, ¿cuestión de suerte o de privilegio?
“Yo diría mejor que de reconocimiento, y no a mí, sino en primer lugar a la Educación en Santiago de Cuba, y en segundo lugar a mi escuela, institución que acoge a mil 120 escolares y que sobresale por la labor de formación académica, ética y en valores, avalada, entre otros muchos méritos por las banderas de hazaña laboral y proeza laboral, además de las condiciones de vanguardia nacional durante 18 años, y de colectivo martiano”.
¿Qué aspiraciones cifra Elena en su Congreso?
“Que sea un espacio para el debate enriquecedor, para la propuesta audaz, dependerá de quienes estemos allí, alzando nuestras voces en nombre de los que nos eligieron.
“En lo personal voy con la encomienda de muchos de los que integran el sector educacional de exponer asuntos vinculados con el acercamiento a la base de las relaciones internacionales de la CTC, y con el diseño de sistemas de estimulación material al personal docente más acordes con la importancia que tiene para el país la labor de formación de las futuras generaciones”.
Mientras llega la hora de partir rumbo al Congreso, Elena comparte la alegría de su elección más allá de los muros de su escuela; familia y vecinos la felicitan, reconociendo en su sencillez de maestra y dirigente sindical la dimensión humana de una mujer que se complace con enseñar las asignaturas del perfil de Humanidades y fomentar en sus alumnos los mejores sentimientos Humanos.
Acerca del autor
Periodista cubana. Máster en Ciencias de la Comunicación. Profesora Auxiliar de la Universidad de Oriente. Guionista de radio y televisión.