La Charanga Latina fundada en 1992 por el maestro Enrique Álvarez —Camagüey, 10 de septiembre de 1952—, se ha convertido en una de las agrupaciones más buscadas por los bailadores y en particular por los jóvenes. Esta banda, a partir del año 2014, con el disco titulado Mira como vengo, sin desdeñar sus orígenes como cultivadora de la timba cubana, acometió significativas transformaciones en sus arreglos musicales, inyectándoles frescor, amén de potenciar los contagiosos coros de sus cantantes, quienes asimismo comenzaron a proyectarse con una imagen renovada, en concordancia con el vestir contemporáneo de los muchachos que colman cada una de sus presentaciones.
Enrique, proveniente de una estirpe de prestigiosos cultivadores del pentagrama nacional —hijos, nietos, hermano, padre, abuelo y bisabuelo—, es un connotado violinista, arreglista y director que, tras formarse como músico en la Escuela Nacional de Arte (viola), fue primer violín en afamadas agrupaciones, como las orquestas Sinfónica Nacional, Elio Revé, Richard Egües y Guillermo Rubalcaba, además de llevar la batuta de las no menos conocidas Maravillas de Florida y América.
En medio de ese ambiente de sonoridades —boleros, chachachá, cumbia, vallenato, merengue, son, mambo…— creció y siguió los pasos de su progenitor, Lázaro, un carismático joven percusionista, compositor e intérprete, conocedor y estudioso de las tendencias musicales que más atraen a sus congéneres. Él concilió con su padre adjudicarle un modernizado estilo a la Charanga Latina, de la cual es su director musical, tarea que le llevó a resguardar y actualizar el repertorio e introducir atrayentes coreografías que son ejecutadas por todos los integrantes del grupo, lidereadas por los cuatro cantantes que asumen el protagonismo escénico con cadenciosos movimientos, alegría rebosante y atrayente gracia.
En explosivo tránsito hacia sus tres décadas de existencia, la Charanga Latina —para tranquilidad de algunos que no han visto con buenos ojos sus cambios— no ha renunciado a sus orígenes. Se trata de la comunión de las riquezas musicales de dos generaciones, lo que es válido para cualquier proyecto relacionado con la creación artística en general, al replantearse su trabajo, para bien del público que igualmente busca nuevas sonoridades.
Precisamente en esa cuerda acaban de grabar su último CD con la Egrem y la Agencia Musicuba, Pa’ que se acabe el comentario, que recién se presentó en la capital, el cual recoge algunos de los más sonados éxitos de la agrupación, entre estos —además del que da título al disco— la pieza que realizaron junto con Los Ángeles, Si te vas con él, entre las más solicitadas por los jóvenes, y Esto se baila así y Yo tengo La Habana, este último en homenaje al medio milenio de esta ciudad. La mayoría de los números del repertorio corresponden a la autoría de Lázaro, quien nos aseguró que su padre le ha permitido realizarse y crecer como músico.
Con esta producción, eminentemente concebida para los bailadores, la Charanga Latina se consolida aún más dentro del panorama musical insular, ahora caracterizada por sus excitantes espectáculos, en los que logran dominar el escenario en cualquier tipo de plaza donde se presentan.
En reconocimiento a esos incuestionables valores, durante la presentación del reciente CD, recibieron por segunda ocasión consecutiva la condición de Vanguardia Nacional del Sindicato de la Cultura, mérito avalado por más de 15 producciones discográficas, actuaciones en toda la geografía nacional y en varias naciones de todos los continentes, en los cuales los 12 jóvenes integrantes de la banda —metales, cuerdas, bases: piano, teclado, bajo y percusión—, egresados de diferentes escuelas de música del país, han enaltecido la música popular cubana.
Los últimos CD de la Charanga Latina —Mira como vengo, Más fuerte, La superexplosiva (DVD)— han causado furor entre los bailadores que ya disfrutan de los temas incluidos en Pa’ que se acabe el comentario.
Como muestra del interés de Enrique por mantener números emblemáticos de la música cubana, en su repertorio sobresalen temas como el danzón Almendra, de Abelardito Valdés, y ese clásico internacional El manisero, de Moisés Simons.
Buen gusto, rigor profesional y centrados en las preferencias musicales de las nuevas generaciones, son líneas de trabajo que identifican hoy a la Charanga Latina, gracias al binomio Enrique-Lázaro, el cual conduce a sus músicos por los caminos del éxito.