Durante las asambleas previas al próximo IX Congreso de la Unión de Escritores y Artistas (Uneac), en todo el país los miembros de esa organización valoraron y llevaron a razonamiento asuntos como los lindes del patrimonio cultural y su consumo, la división entre élites y masas, la hiperpublicidad y las estrecheces de nuestra economía. Se unificaron en que lo construido desde la interlocución consciente de todos ha de salir a la sociedad con voz patriótica y humana; “entender al mundo de otro modo, pero también con claves que ayuden a cambiarlo”, citó una persona en uno de los debates.
Es por eso que el ya próximo cónclave será la oportunidad para escuchar la palabra viva de una generación y un sector que se aúna y afana en el compromiso actuante, factor esencial de nuestros algoritmos evolutivos de nación socialista, independiente, justa, soberana.
Enhiestos en ese pendón fundamental que es la cultura cubana, los miembros de la Uneac llegarán a su IX Congreso a finales del mes de junio y reafirmarán las palabras de Nicolás Guillen en aquel discurso el 14 de abril de 1961 (a pocas horas de la invasión mercenaria por Playa Girón): “(…) en Cuba se ha producido un hecho de enorme importancia: se ha producido una revolución. A consolidarla aplicóse, desde los primeros instantes de ella, nuestro pueblo, y con esa revolución están los escritores y artistas que, habiendo nacido de él, trabajan y luchan a su lado. Aquí estamos todos nosotros”.