Por Martha Andrés Román, corresponsal de Prensa Latina en Estados Unidos
La activación en Estados Unidos del Título III de la Ley Helms-Burton contra Cuba constituye un obstáculo para cualquier arreglo futuro o mejoría de las relaciones, aseguró un funcionario de la isla.
Carlos Fernández de Cossío, director general de Estados Unidos en la Cancillería del país caribeño, dialogó con Prensa Latina sobre la decisión de la administración de Donald Trump de permitir desde el 2 de mayo la aplicación del mencionado acápite legislativo.
A través de tal mecanismo se da la posibilidad a ciudadanos estadounidenses de demandar en las cortes norteamericanas a personas y entidades, incluso de terceros países, que inviertan en el territorio cubano en propiedades nacionalizadas tras el triunfo de la Revolución el 1 de enero de 1959.
De acuerdo con Fernández de Cossío, la Ley Helms-Burton, aprobada por el Congreso norteamericano en 1996 y que codifica el bloqueo de casi 60 años contra el territorio antillano, “se concibió, ante todo, para hacer prácticamente imposible una futura mejoría de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos”.
A decir del funcionario, la controvertida normativa buscó atar las manos de cualquier presidente estadounidense, incluso si ese mandatario consideraba que llegar a un acomodo civilizado y respetuoso entre ambas naciones era de interés de Estados Unidos, o respondía a la voluntad del pueblo de este país y de los cubanoamericanos.
Si bien esa ley entró en vigor hace 23 años, todas las administraciones hasta ahora habían suspendido la aplicación de su Título III, dados los perjuicios que implicaría para el propio Estados Unidos, cuyo sistema judicial podría tener que lidiar con gran cantidad de demandas, y para aliados con inversiones en el país antillano.
El Gobierno de Trump, sin embargo, decidió revertir esa postura y permitir las acciones legales, como parte de una serie de medidas agresivas adoptadas contra la mayor de las Antillas a pesar de la oposición de diversos sectores estadounidenses.
Con lo que se inicia ahora, más que buscar la devolución de las propiedades nacionalizadas en Cuba o abandonadas por quienes se fueron de la isla, el objetivo es que estas demandas se conviertan en obstáculos para cualquier futuro arreglo o posible evolución hacia una mejoría en las relaciones, remarcó Fernández de Cossío.
El representante del Ministerio de Relaciones Exteriores afirmó que su nación tiene el compromiso de proteger los nexos con el empresariado internacional que lleva años en el país o que pueda llegar en el futuro.
Debe recordarse que Cuba aprobó una legislación que hace inaplicable la Helms-Burton en la isla, mediante la cual se compromete a proteger a estas empresas presentes en el país caribeño, señaló en referencia a la Ley de Reafirmación de la Dignidad y Soberanía Cubanas o Ley 80, avalada en 1996.
Esa normativa, explicó el funcionario, plantea la disposición de sentarse con Estados Unidos para buscar solución al tema de las reclamaciones, junto con la compensación que merece el pueblo cubano por los años de agresión contra nuestro país.
Fernández de Cossío llamó la atención sobre el hecho de que esa legislación establece, además, que las personas naturales o jurídicas que quieran dañar a Cuba o perjudicar a terceros con reclamaciones en virtud de la Helms-Burton, quedarán fuera de cualquier negociación futura de compensación por las propiedades nacionalizadas.
“Cuba no negocia su solidaridad con Venezuela ni ningún otro país”
Uno de los argumentos empleados por la administración Trump para justificar su hostilidad contra la nación antillana es la presunta presencia de militares cubanos en Venezuela, algo continuamente negado por las autoridades de la isla.
Recientemente el jefe de la Casa Blanca amenazó con imponerle a Cuba lo que él llamó un “embargo total y completo” si no retira a los efectivos que, según Washington, tiene desplegado en el país sudamericano.
“Este es un Gobierno conocido por el uso y el abuso de la mentira como una práctica de política interna y exterior”, expresó Fernández de Cossío sobre este tema.
El director de Estados Unidos en la Cancillería cubana indicó que, desde su inicio, la actual administración sostuvo que buscaría un retroceso de los avances registrados en las relaciones bilaterales durante la etapa del expresidente Barack Obama (2009-2017).
Agregó que al pronunciarse de ese modo el ejecutivo estadounidense nunca mencionó a Venezuela, como tampoco se hizo alusión a ese país en el memorando de política hacia Cuba emitido por Trump en junio de 2017 y en las medidas adoptadas desde entonces.
El funcionario apuntó que no fue hasta hace dos meses y medio que Washington comenzó a referirse a los vínculos de la isla con la nación sudamericana, al fallar el intento “de imponer a un presidente ficticio en Venezuela y procurar el reconocimiento internacional”.
Ante la imposibilidad de derrocar por la vía de las presiones y las sanciones económicas al Gobierno legítimo de Venezuela, presidido por Nicolás Maduro, añadió, ellos usan como explicación y como pretexto que no se ha podido derrocar al mandatario venezolano por la presencia de Cuba allí, y sobre todo de efectivos cubanos.
La administración estadounidense plantea que Cuba tendría que retirar sus supuestos miles de militares, manifestó Fernández de Cossío, quien reiteró que La Habana ha aclarado en más de una ocasión que no hay tropas cubanas en Venezuela, y que no participa en ejercicios ni en operaciones militares o de seguridad.
Cuba es solidaria con Venezuela, y lo que Estados Unidos pretende es que retiremos al personal médico que presta servicios muy importantes a la población, sobre todo en medio de las difíciles condiciones por las cuales transita ese país bajo las sanciones norteamericanas, dijo.
Apuntó que el ejecutivo de Trump quiere que Cuba negocie con Estados Unidos para virarle la espalda a Venezuela y dejar de darle su solidaridad.
Hay que recordar que ya en los años 80 del pasado siglo otro Gobierno estadounidense, firmemente comprometido con el régimen del apartheid en Sudáfrica, pretendió presionar a la isla para que retirara su ayuda internacionalista a los pueblos de África.
Cuba no negocia su solidaridad con Venezuela ni con ningún otro país, aseguró el representante de la Cancillería de la mayor de las Antillas, lo cual reafirma la posición repetida por el Gobierno de la nación antillana.
(Tomado de PL)