Cuando en días pasados escribí el comentario Salario, productividad, ¿cuál va primero?, se me quedaron en el «tintero» algunos elementos que no pude incluir, porque me tuve que ajustar a la cantidad de líneas que lleva esta columna. Hoy los agrego, junto a otras que han surgido en el camino.
Es obvio que la existencia de mayor producción, más productos y servicios en el mercado no se logra exclusivamente con el aumento de la productividad, también interviene con gran peso, la intensidad del trabajo. Estos dos conceptos muchas veces se confunden —incluso en intervenciones de algunos dirigentes—, pero la productividad es hacer más con menos o con lo mismo, mientras que la intensidad es producir más con más —materias primas, insumos y trabajo.
El aumento de la intensidad del trabajo implica mayor esfuerzo físico o intelectual, aprovechamiento de la jornada laboral y disminución o erradicación del ausentismo. Pero para que esto ocurra, el hombre tiene que estar motivado, debe ser compensado, pues sus intereses materiales desempeñan un papel relevante en su actitud.
En los últimos tiempos se han establecido múltiples sistemas de pago, pero en muchos casos hay descontento entre los trabajadores, lo cual hemos constatado por sus quejas a nuestro órgano. Una forma de pago justa significa que gane tanto la entidad donde se realiza la labor, la economía del país y los que efectúan las labores. En ocasiones se atisban temores por la cantidad de dinero que estos perciben, olvidando que si lo adquieren con su trabajo, no hay nada inmoral en ello.
En cuanto a los precios, un lector me sugiere que aborde el papel de los intermediarios y especuladores en el mantenimiento del alto precio de los productos, fundamentalmente los agropecuarios. También alega que si desde el año 2008 se están entregando tierras en usufructo por qué subsiste tal situación. En todos los países existen intermediarios entre el productor y el consumidor. No esposible que quien cultive o críe sea el mismo que venda en las tarimas. Ni siquiera el que traslade sus frutos al mercado. Realmente es en esos tres entes donde surge la especulación (productor, transportador o comercializador mayorista y el expendedor minorista). Pero tengamos en cuenta que el especulador no es el que crea el problema, él se aprovecha de su existencia y lo agrava.
Cuando no hay escasez, no se puede especular. No obstante, no pretendamos que la cuestión se resuelva con exhortaciones o con la represión. La única solución es el aumento de la producción. Y no solo en un grupo de productos, sino en general, pues el productor y el intermediario siempre migrarán hacia aquellos que les ofrecen una mayor cuota de ganancia.
Por otra parte, es cierto que las tierras otorgadas en usufructo aún no dan los resultados esperados. Para una explicación más detallada los remito al reportaje de nuestro corresponsal en Holguín aparecido en la página seis de este semanario el
23 de septiembre. En resumen surgen dos factores principales: pocos recursos materiales y sobre todo financieros y falta de experiencia en los nuevos tenedores de tierra. Los altos precios de los productos industriales muchas veces están lastrados por la ineficiencia de quien los produce, tanto debido a problemas organizativos o a la obsolescencia de su tecnología. También un precio elevado para obtener grandes ganancias puede convertirse en lo contrario, pues hipoteca el capital invertido durante mayor tiempo al disminuir la demanda del producto en cuestión y ralentizar el ciclo de rotación.
Otro problema importante es donde está la solución fundamental a la salida de nuestra condición de país no desarrollado. Quizás muchos, entre ellos los influidos por el despliegue que se le ha dado en los medios de comunicación, han cifrado sus esperanzas en el trabajo no estatal. No obstante, por muy beneficioso que este sea, y lo es, no puede ser esa su misión, no estará nunca en condiciones de asumirla. El trabajo por cuenta propia fue implementado y ampliado con el fin de librar al Estado de los pequeños negocios que entorpecen su quehacer y lo distraen de la atención a su queacer principal: hacer marchar con eficiencia los medios fundamentales de producción. Su otra función es acoger una cantidad de fuerza de trabajo que el Estado no puede asumir. Y esto lo está logrando, pues ya cuenta con alrededorde 400 mil trabajadores.
Aunque de nuevo la cantidad de líneas me impide agotar el tema, es la empresa estatal socialista la única que puede cumplir ese cometido. Si bien hay un gran desnivel en su tecnología, este irá desapareciendo, teniendo como locomotoras a las más eficientes, como son el caso del Turismo, la industria farmacéutica, los servicios médicos, etcétera.
Hay cosas claves que gustaría que usted aclarara, como lo son estas acotaciones.
Ml mayor intermediario es el estado que eleva el precio del producto aveces hasta 100 veces su valor con el pretexto de recaudación de divisas, y al final debe de haber una perdida elemental por estancamiento del producto, ademas por concepto de almacenaje del producto en lugares que ocuparían nuevas producciones……. al final el perjudicado es el pueblo.
Otra es el concepto de salario, realmente nos acercamos al concepto universal de salario? Tenemos los cubanos un concepto especial para agregar a la filosofía de lo que es salario?, Existe plusvalía en el socialismo cubano? donde va a dar esta plusvalía.