Cargando...¿Cómo hacer esa cantidad de producciones si no hay garantía de materias primas? ¿La relación salario medio, productividad, más valor agregado bruto, amigo o enemigo del salario? ¿Qué hacer para incrementar las utilidades, pero con lo mismo que tenemos?
Esas fueron varias de las interrogantes que, durante días, muchos de los centros laborales de Camagüey se plantearon y respondieron, durante el proceso de presentación y discusión del plan económico, que concluyó el 28 de febrero pasado.
O, más bien, casi concluyó en esta provincia, pues, en esa fecha, aún quedaban alrededor de 110 asambleas sin realizarse. La causa: la mayoría de las entidades no contaban con el plan o la desagregación, lo que también generó atraso en la realización de otras.
Es cierto que muchas ya han ido culminando, pero si se acortó el tiempo de dicho proceso porque a nivel de país se había adelantado el procedimiento de elaboración de los planes, la morosidad en el envío de cada partida no podría ser justificante. Claro que hay que tomar en cuenta que quizás el cambio del clásico período de ejecución, que se extiende hasta marzo, pudo haber influido.
Los dirigentes sindicales recibieron asesoramiento para poder consolidar su función primaria que es la de aglutinar a los trabajadores y guiarlos a participar en la gestión económica. La masa trabajadora respondió y acudió a las reuniones con una asistencia mayor al 90 por ciento. Pero acudir no es la victoria, es necesario que ellos comprendan esos números y entiendan su función principal en la generación de esas riquezas.
Por ejemplo: cuando los trabajadores de la Empresa de Productos Lácteos Camagüey comenzaron a analizar el plan económico del año 2019, las caras de dudas primaban. Ellos siempre han sido una de las entidades de mayor prestigio en el territorio: salarios decorosos, resultados palpables en la mesa del pueblo, aportes cuantiosos a la economía.
Pero luego del 2017 muchas preocupaciones se fueron aglomerando: los problemas con la llegada de la materia prima, la obsolescencia tecnológica y algún que otro desacuerdo con el plan. Lo que les deparaba el nuevo año no aclaraba muchas de esas dudas, por eso hubo quejas, inconformidades, pero como los que guiaban el encuentro se prepararon, también se dictaron soluciones y propuestas concretas para conformar un encadenamiento productivo.
Y es que el mayor número de acuerdos que resultaron de las reuniones se resuelven en los propios centros laborales, como aseguró Agustín Arribas Rodríguez, miembro del secretariado provincial de la CTC. Lo que, a veces, es más fácil pedir a otros.
En las 4 mil 411 asambleas realizadas se habló también de la preocupación con el aseguramiento de la materia prima, con la necesidad de mejorar el tallaje y calidad de la ropa y calzado, así como la incertidumbre que genera la reducción del indicador del peso por el valor agregado bruto.
“Las discrepancias con el plan no es algo malo, significa que los trabajadores quieren ganar de acuerdo a lo que hacen y no lo van a hacer robando”, apuntó Alexis Gil Pérez, director del lácteo en su encuentro sindical.
Esta empresa, como otras, acumula deudas y cuentas por cobrar fuera de término que influyen negativamente en su gestión financiera, pero tienen deseos de hacer más e intentan crear productos para solventarse. No obstante, algunas trabas que generan ciertos indicadores son la principal incongruencia que ven muchos trabajadores.
Y es que al plan hay que ponerle más tino, no se puede volver costumbre esperarlo para criticarlo luego. Debe ser, y aunque se repita y suene tedioso, en su proceso de confección donde el trabajador debe poner su granito de arena, donde se debe pensar en los cómo y por qué, ya al final el trabajador lo ejecutará y sin planificación no hay plan correcto.
